(ZENIT – Roma).- El papa Francisco, en un encuentro que
mantendrá el próximo 31 de octubre en la ciudad sueca de Malmo con los
líderes luteranos con motivo de la conmemoración del 500 aniversario de
la Reforma luterana en Suecia, realizará una oración por Siria, en el
marco de la campaña impulsada por Cáritas Internationalis “Siria: la paz
es posible”.
Tal y como informa Cáritas, en ese acto que tendrá lugar en el Malmo
Arena y donde se espera la presencia de unas 10 mil personas, también se
podrá escuchar el testimonio de Cáritas Siria en boca de su presidente,
monseñor Antoine Audo, obispo de Alepo.
Caritas Internationalis está desarrollando actualmente la campaña Siria: la paz es posible [VER AQUÍ],
para cuya difusión está disponible un amplio repertorio de materiales,
como vídeos, historias, gráficos, fotos, carteles, oraciones y cartas de
apoyo.
“Con 11 millones de personas desplazadas durante 6 años de guerra,
poner fin al conflicto en Siria es posible”, asegura Cáritas. “Basta con
que los Gobiernos apoyen el proceso de paz, incluyendo negociaciones
incluyentes y la preservación de la diversidad como un elemento clave
para una paz sostenible”, precisa.
Para Cáritas, “la oración es de vital importancia y supone una
contribución incalculable para promover la paz”. Por eso, lanza una
llamada universal a que todo el mundo ore en comunión con el Papa
Francisco el próximo 31 de octubre por la paz en Siria.
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha tenido hoy la
penpenúltima audiencia mensual de los sábados con motivo del Jubileo de
la Misericordia, Año santo que concluye el próximo 20 de noviembre.
El Santo Padre entró en la plaza de San Pedro en el papamóvil
recorriendo los corredores en donde casi cien mil personas le saludaban
agitando pañuelos y demostrando su cariño. Francisco saludó a los
presentes a medida que su vehículo avanzaba y bendijo en particular a
varios niños.
En sus palabras en español el Pontífice recordó el Evangelio apenas
leído, que narra el diálogo de la mujer Samaritana, con Jesús, quien
entra progresivamente en su vida y le da la posibilidad de expresarse,
de manera que “el diálogo entre ellos se revela como un acto fundamental
para encontrar la misericordia divina”.
“El diálogo permite conocer, entender y acoger las exigencias de cada
persona; es expresión de caridad para buscar el bien común; nos coloca
delante del otro viéndolo como un don de Dios, que nos interpela y ayuda
a humanizar nuestras relaciones y a superar los desacuerdos; nos da la
ocasión para escucharnos recíprocamente y resolver los inconvenientes
que se presentan” dijo.
“La Iglesia necesita –prosiguió Francisco– del diálogo para
comprender las necesidades y anhelos que están en el corazón de los
hombres y las mujeres de cada tiempo, y poder salir a su encuentro con
una palabra de esperanza”. Porque “en este diálogo constante, la Iglesia
descubre la verdad profunda de su misión en medio del mundo y
contribuye a la construcción de la paz”.
Al concluir sus saludos se dirigió a los peregrinos de lengua
española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. “Les
invito a ser por medio del diálogo –les dijo el Papa– instrumentos que
creen una red de respeto y fraternidad para derribar los muros de la
división y de la incomprensión, y así crear puentes de comunicación para
ser signos de la misericordia de Dios”.
En el día de la memoria litúrgica de san Juan Pablo II, se
encontraban en las plazas varias delegaciones venidas desde Polonia y
también las bandas y coros que participaron al ‘Jubileo de los coros’,
además de fanfarrias de ciudades medioevales de Italia.
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco recibió
este sábado en el Vaticano en el marco de la Fiesta de los Abuelos, a
más de siete mil representantes de la tercera edad, a los miembros de la
Asociación Nacional de Trabajadores Ancianos y la Federación Senior
Italia Feder Anziani.
Una jornada de oración y reflexión para las personas mayores de edad
que tuvo su punto culminante en la audiencia en la Sala Nervi.
“La Iglesia mira a las personas mayores con afecto, gratitud y gran
estima”, les dijo, porque “son parte esencial de la comunidad cristiana y
de la sociedad y, en particular, representan las raíces y la memoria de
un pueblo”.
“En un mundo como éste, donde a menudo -indicó el Santo Padre- se
hace un mito de la fuerza y la apariencia les corresponde la misión de
dar testimonio de los valores que realmente importan, y que permanecen
para siempre, ya que están grabados en el corazón de cada ser humano y
garantizados por la Palabra de Dios”.
“Precisamente como personas de la llamada tercera edad, ustedes o
mejor dicho nosotros, porque yo también formo parte, estamos llamados a
trabajar por el desarrollo de la cultura de la vida, dando testimonio de
que cada etapa de la vida es un regalo de Dios y tiene su propia
belleza y su importancia, aunque esté marcada por la fragilidad” añadió
Francisco.
Les dijo que ellos son “una presencia importante, un tesoro precisos,
indispensable para mirar hacia el futuro con esperanza y
responsabilidad”. Además la “madurez y sabiduría acumuladas a lo largo
de los años, pueden ayudar a los más jóvenes sosteniéndoles en el camino
del crecimiento y de la apertura al porvenir en busca de su camino”.
Esto porque “efectivamente los ancianos demuestran que, incluso en las
pruebas más difíciles, nunca hay que perder la confianza en Dios y en un
futuro mejor: son como los árboles que siguen dando frutos incluso bajo
el peso de los años”.
Los abuelos disponen también de “su tiempo y talentos al servicio de
los Por ejemplo en las parroquias, dedicándose al arreglo de las
iglesias, a la catequesis, a la animación de la liturgia”.
Pero no solo en nuestras naciones, dijo el Santo Padre, ya que “en
los países sometidos a persecuciones religiosas habían sido los abuelos
los que habían transmitido la fe a las nuevas generaciones, llevando
incluso a los niños a recibir el bautismo en clandestinidad”.
No olvidó a las personas mayores que siguen ayudando a los demás, a
los enfermos que necesitan asistencia y dio gracias a Dios por esas
personas y estructuras que se dedican a un servicio diario a las
personas mayores, “para promover contextos humanos adecuados, en el que
todos puedan vivir con dignidad esta importante etapa de sus vidas”.
Señaló así que las instituciones que albergan a los ancianos están
llamadas a ser lugares de humanidad y atención amorosa donde los más
débiles no son ni olvidados ni descuidados, sino visitados, recordados y
defendidos como hermanos y hermanas.
También subrayó que tanto las instituciones como otro tipo de
realidades sociales pueden hacer mucho para contribuir a que las
personas mayores expresen sus capacidades al máximo, participen
activamente en la sociedad y para que su dignidad sea siempre respetada.
Pero para ello es necesario “contrarrestar la cultura nociva del
descarte que margina a los ancianos considerándolos improductivos. Los
responsables públicos, las realidades culturales, educativas y
religiosas, así como todas las personas de buena voluntad, están
llamados a comprometerse en la construcción de una sociedad cada vez más
acogedora e inclusiva”.
El Papa insistió en la oposición a la cultura del descarte ¡Esto del
descarte es muy feo!”, dijo. Y narró a los presentes un episodio que le
contaba su abuela sobre una familia en la que cuando el abuelo empezó a
tener problemas para comer y se le caían los alimentos, el padre le hizo
una mesa para que comiera solo en la cocina. Pocos días después al
volver a casa encontró a uno de sus hijos jugando con trozos de madera.
Cuando le preguntó que hacía, el niño le contestó que era una mesita
para que cuando el (el padre) fuera también viejo pudiera comer solo en
la cocina”.
“¡No hay que dejar que esta cultura del descarte se imponga! Porque es necesaria una cultura siempre inclusiva”.
El Santo Padre abordó también el tema de la unión entre generaciones
porque, el futuro de un pueblo requiere el encuentro entre jóvenes y
mayores. Y mientras los jóvenes son la vitalidad de un pueblo en el
camino, los ancianos refuerzan esta vitalidad con la memoria y la
sabiduría.
El Pontífice además le hizo una invitación a los presentes: “Hablen
con los nietos, dejen que les hagan preguntas…” también “para
trasmitirles vuestra sabiduría”.
Francisco les confió a los presentes que le hace bien leer cuando
María y José llevaron al Niño Jesús, que tenía 40 días, al Templo y allí
encontraron a los abuelos Simeón y Ana.
“Queridos abuelos y queridas abuelas –concluyó el Santo Padre–
gracias por vuestro ejemplo de amor, de entrega y de sabiduría”. Y les
invitó a seguir “dando testimonio de estos valores con valentía. Que no
falten en la sociedad ni vuestra sonrisa ni la hermosa luminosidad de
vuestros ojos. ¡Que la sociedad los vea! Yo les acompaño con mi oración y
ustedes no se olviden de rezar por mí”.
Antes de bendecirles les pidió que recen con él a Santa Ana, la
abuela de Jesús, en silencio, “para que nos enseñe a ser abuelos buenos y
sabios”.
Papa Francisco envió un video mensaje a los participantes del Jubileo
extraordinario de la Misericordia en el continente americano que se
lleva a cabo en Bogotá del 27 al 30 de agosto. Se trata de uno de los
videos mensajes más largos que ha hecho Papa Francisco durante su
pontificado y en el que incide en varias ideas siempre relacionadas con
la misericordia.
(ZENIT – Roma).- Con la santa misa en el estadio M. Meskhi,
inició el segundo y último día del papa Francisco en Georgia, viaje que
proseguirá mañana en Azerbaiyán.
El altar estaba ubicado en una construcción realizada dentro del
estadio, la cual tenía un crucifijo puesto sobre el fondo con el logo de
la visita del viaje del Santo Padre a Georgia. Y a uno de los lados se
encontraba una imagen la Virgen de la piedad, teniendo en sus brazos el
cuerpo de Jesús bajado de la cruz.
El Santo Padre que presidió la misa en latín, vestía paramentos
blancos con cruces bordadas color dorado y llevaba el palio. Con él
concelebraron las autoridades religiosas del país, así como los obispos
caldeos, rito que cuenta unos diez mil fieles en Georgia.
La misa contó también con la presencia de unos 13 obispos caldeos que
viajaron a Georgia procedentes de Tiflis, en donde tuvieron un sínodo,
para estar durante la visita del Pontífice. Estuvieron también muchos
fieles ortodoxos, como más de la mitad del coro, o el presidente y su
esposa, aunque no una delegación oficial de la Iglesia ortodoxa.
En esta mañana de sol, los varios miles de fieles que se encontraban
allí usando gorros y pañuelos blancos o amarillos siguieron la misa con
atención y recogimiento.El papa Francisco leyó su homilía en italiano y
después cada párrafo un traductor lo transmitía en georgiano.
“Como una madre toma sobre sí el peso y el cansancio de sus hijos,
así quiere Dios cargar con nuestros pecados e inquietudes”, recordó,
“porque, más allá del mal que podemos hacer, somos siempre sus hijos”
Indicó que “el consuelo que necesitamos, en medio de las vicisitudes
turbulentas de la vida, es la presencia de Dios en el corazón” y para
ello “tenemos que dejar que el Señor entre en nuestra vida”, o sea
“abrirle la puerta y no dejarlo fuera”.
Añadió que “la Iglesia es la casa del consuelo” en invitó a
preguntarse “¿soy portador del consuelo de Dios? ¿Sé acoger al otro como
huésped y consolar a quien veo cansado y desilusionado?”
Pero hay una condición fundamental para recibir el consuelo de Dios,
ha indicado Francisco: “hacerse pequeños como niños”, sin necesidad de
acumular honores y prestigios,
“Los niños, que no tienen problemas para comprender a Dios, tienen
mucho que enseñarnos”, dijo el Santo Padre y debemos recordar que no
somos “no dueños de la vida, sino hijos del Padre; no adultos autónomos y
autosuficientes, sino niños que necesitan ser siempre llevados en
brazos, recibir amor y perdón”.
“Dichosos los pastores que no se apuntan a la lógica del éxito
mundano, sino que siguen la ley del amor: la acogida, la escucha y el
servicio” señaló Francisco. Y añadió: “Dichosa la Iglesia que no cede a
los criterios del funcionalismo y de la eficiencia organizativa y no
presta atención a su imagen”.
“Pequeño y amado rebaño de Georgia, que tanto te dedicas a la caridad
y a la formación, acoge el aliento que te infunde el Buen Pastor,
confíate a Aquel que te lleva sobre sus hombros y te consuela”, concluyó
el Papa, y resumió estas ideas con algunas palabras de santa Teresa del
Niño Jesús, de quien hoy es la fiesta, ente ellas: ‘Jesús no pide
grandes hazañas, sino únicamente abandono y gratitud’.