sábado, 31 de enero de 2009

Benedicto XVI: el bautismo es el puente que Dios ha construido para acercarse al hombre


Reflexión sobre la Solemnidad del Bautismo del Señor

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 11 de enero de 2008 (ZENIT.org).-

El sacramento del bautismo es el camino, el puente que Dios ha establecido para encontrarse con el hombre. Así lo afirmó hoy el Papa Benedicto XVI durante la homilía con motivo de la Solemnidad del Bautismo del Señor, celebrada esta mañana en la Capilla Sixtina, y durante la cual bautizó a 13 niños.

Con esta fiesta, con la que concluye el tiempo litúrgico de la Navidad, “el Señor no se cansa de repetirnos: 'Sí, estoy aquí. Os conozco. Os amo. Hay un camino que viene de mí a vosotros. Y hay un camino que desde vosotros sube hasta mí'”, explicó el Papa.

El pontífice explicó que con esta fiesta, “Jesús nos introduce, podríamos decir, en la cotidianeidad de una relación personal con Él. De hecho, mediante la inmersión en las aguas del Jordán, Jesús se ha unido a nosotros”.

“El Bautismo es por así decirlo el puente que Él ha construido entre sí y nosotros, el camino por el que se nos hace accesible; es el arco iris divino sobre nuestra vida, la promesa del gran sí a Dios, la puerta de la esperanza y, al mismo tiempo, el signo que nos indica el camino a recorrer de forma activa y alegre para encontrarlo y sentirnos amados por él”, añadió.

El Papa explica el gesto de Jesús, que “confundido entre la gente, se presenta para ser bautizado”, tiene una importante consecuencia para el hombre en su relación con Dios.

“Desde cuando el Hijo unigénito del Padre se hizo bautizar, el cielo se ha abierto realmente y sigue abriéndose, y podemos confiar cada nueva vida que nace en las manos de Aquel que es más poderoso que los poderes oscuros del mal”, explicó.

Este acontecimiento marca un nuevo comienzo para toda la humanidad, afirmó el Papa, “que se cumplirá plenamente con la muerte en cruz y resurrección” de Jesús.

Hasta entonces, el bautismo era signo de penitencia, algo “muy distinto” del sacramento, por el cual “no nos sumergimos sencillamente en las aguas del Jordán para proclamar nuestro empeño de conversión, sino que se infunde en nosotros la sangre redentora de cristo que nos purifica y nos salva”.

Después, durante el rezo del Ángelus, el Papa volvió sobre el argumento, explicando que este acto “fue el primer acto de su vida pública, narrado en los cuatro Evangelios”.

Al explicar el pasaje evangélico, el Papa afirmó que “con estas palabras: 'Tu eres mi hijo amado' se revela qué es la vida eterna: es la relación filial con Dios, tal y como Jesús la vivió y nos la ha revelado y entregado”.

“Es el Hijo amado del Padre, en el que Él se ha complacido, el que nos devuelve la dignidad y la alegría de llamarnos y ser realmente 'hijos' de Dios”, concluyó

[Por Inma Álvarez]



jueves, 29 de enero de 2009

Benedicto XVI: “Que la Shoah sea para todos advertencia contra el olvido”


El Rabinato de Israel, tras el caso Williamson, agradece la intervención del Papa

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 28 de enero de 2009 (ZENIT.org).-

“Que la Shoah sea para todos una advertencia contra el olvido”, afirmó hoy Benedicto XVI, al término de la Audiencia general, reevocando la conmemoración de los hebreos masacrados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

El 27 de enero, de hecho, gracias a una Resolución aprobada el 1 de noviembre de 2005 en las Naciones Unidas, con el decidido apoyo de la Santa Sede, fue declarado Jornada internacional de conmemoración de las víctimas del Holocausto.

En estos días se recuerda la liberación en 1945, por parte del ejército soviético, de Auschwitz-Birkenau (Polonia), el principal campo de concentración nazi.

El Papa, en un comunicado al término de la Audiencia, afirmó: “me vuelven a la memoria las imágenes recogidas en mis repetidas visitas a Auschwitz, uno de los lager en los que se consumó la brutal masacre de millones de hebreos, víctimas inocentes de un ciego odio racial y religioso”.

Por esto, añadió, “Mientras renuevo con afecto la expresión de mi total e indiscutible solidaridad con nuestros Hermanos destinatarios de la Primera Alianza, auguro que la memoria de la Shoah induzca a la humanidad a reflexionar sobre el imprevisible poder del mal cuando conquista el corazón del hombre”.

“Que la Shoah sea para todos advertencia contra el olvido, contra la negación o el reduccionismo, porque la violencia hecha contra un solo ser humano es violencia contra todos”, advirtió.

“Ningún hombre el una isla”, añadió el Papa, citando los versos del poeta inglés John Donne (1571-1631).

“Que la Shoah enseñe especialmente tanto a las viejas como a las nuevas generaciones -prosiguió el Papa- que sólo el fatigoso camino de la escucha y del diálogo, del amor y del perdón, conduce a los pueblos, las culturas y las religiones del mundo al deseado encuentro de la fraternidad y de la paz en la verdad”.

“¡Nunca más la violencia humille la dignidad del hombre!”, exclamó al final.

Las palabras pronunciadas hoy por Benedicto XVI, y expresadas “ya en diversas ocasiones” en el pasado, “deberían ser más que suficientes para responder a las preguntas de quien expresa dudas sobre la postura del Papa y de la Iglesia católica sobre la cuestión”, comentó el Director de la Sala Stampa vaticana, padre Federico Lombardi, inmediatamente después de la Audiencia General.

Las palabras del portavoz de la Santa Sede, recogidas por Radio Vaticano, llegan después de varios días de polémicas, mientras los medios de comunicación internacionales se hacían eco de ciertos rumores publicados por el “Jerusalem Post” sobre una posible ruptura de relaciones entre el Rabinato de Israel con al Iglesia católica.

El caso estalló tras las controvertidas declaraciones a la televisión pública sueca por monseñor Richard Williamson – uno de los cuatro obispos ordenados en 1988 por monseñor Marcel Lefebvre, a quienes les ha sido revocada recientemente la excomunión- negando la existencia de las cñamaras de gas en los campos de concentración, y reduciendo a unos 300.000 el número de hebreos asesinados durante la Segunda Guerra Mundial.

El diario israelí había señalado la intención del Rabinato de Israel de interrumpir “indefinidamente” las relaciones oficiales con el Vaticano y de cancelar además un encuentro con la Comisión para las Relaciones Religiosas de la Santa Sede, previsto del 2 al 4 de marzo próximos en Roma.

El padre Lombardi concluyó con el deseo de que “las dificultades presentadas por el Rabinato de Israel puedan ser objeto de una ulterior y más profunda reflexión, en diálogo con la Comisión para las Relaciones con el Judaísmo del Consejo para la Unidad de los Cristianos, de modo que el diálogo de la Iglesia católica con el hebraísmo pueda seguir adelante con fruto y serenidad”.

En una entrevista concedida hoy a Sky Tg24, el Director general del Rabinato de Israel, Oded Wiener, afirmó en cambio: “No hemos interrumpido las relaciones con el Vaticano, también porque creo que es fundamental tanto para nosotros como para el Vaticano mismo”.

“Esta cuestión tan importante deberá sin embargo ser discutida -precisó-. Hemos pospuesto este encuentro hasta que no hablemos de todo ello con las personas de la Santa Sede y discutamos cómo retomar nuestras relaciones”.

“Seguramente en este ámbito tan sensible y en un periodo histórico tan importante, todo el mundo hebreo está conmocionado por esta cuestión”, observó.

Sobre las palabras de condena de Benedicto XVI sobre el negacionismo del Holocausto, Wiener subrayó: “En primer lugar creo que la declaración del Papa de esta mañana ha sido extremadamente importante, para nosotros y para el mundo entero. No hay lugar para personas como Williamson que niegan la existencia del Holocausto”.

“Creo que ha sido un gran paso adelante -añadió- y una importante declaración para resolver esta cuestión, aunque debemos aún discutir junto con los miembros de la Comisión de la Santa Sede y del gobierno de Israel sobre qué puede añadirse para poner fin a este problema”.

Como ulterior signo de distensión, el Embajador israelí ante la Santa Sede, Mordechay Lewy, en declaraciones publicadas por “Apcom” se ha declarado “muy contento de una declaración de tan alto nivel por parte de la Santa Sede que aclara y ayuda a superar los equívocos”.

“Pienso que es equivocado, ahora, personalizar la cuestión concentrándose en un único obispo”, precisó Lewy.

Respecto a la intención de Benedicto XVI de viajar a Tierra Santa el próximo mes de mayo, el Embajador israelí ha subrayado que “el Papa es bienvenido en Israel hoy, como era bienvenido ayer y anteayer”.

[Por Mirko Testa, traducción del italiano por Inma Álvarez]


domingo, 25 de enero de 2009

El liberalismo necesita volver a abrirse a Dios, advierte el Papa


En una carta enviada a Marcello Pera con motivo de su último libro

CIUDAD DEL VATICANO, (ZENIT.org).-

Benedicto XVI ha escrito una carta al filósofo y senador italiano Marcello Pera para agradecer la contribución que ofrece en su último libro dedicado a exponer que el fundamento del liberalismo se encuentra en la relación de la persona con Dios.

El volumen, que lleva por título "Por qué tenemos que decirnos cristianos. El liberalismo, Europa, la ética" ("Perché dobbiamo dirci cristiani. Il liberalismo, l'Europa, l'etica", Mondadori, Milán, 2008), será presentado este jueves en Roma.

Tras confesar que ha sido "una lectura fascinante", el Papa aplaude el análisis que hace del liberalismo "a partir de sus fundamentos, mostrando que en la esencia del liberalismo se encuentra el enraizamiento en la imagen cristiana de Dios: su relación con Dios, de quien el hombre es imagen y de quien hemos recibido el don de la libertad".

Marcello Pera (Lucca, 28 de enero de 1943), presidente del Senado italiano en la última legislatura, dedicó su investigación académica al filósofo austriaco Karl Popper, teórico de la "sociedad abierta", de quien era amigo personal.

"Con una lógica irreprochable, usted muestra cómo el liberalismo pierde su base y se destruye a sí mismo si abandona este fundamento", reconoce el obispo de Roma.

El Papa también manifiesta su admiración por el análisis que hace el filósofo de la libertad y la multiculturalidad, en el que "muestra la contradicción interna de este concepto y, por tanto, su imposibilidad política y cultural".

"Es de importancia fundamental su análisis sobre lo que pueden ser Europa y una Constitución europea en la que Europa no se transforme en una realidad cosmopolita, sino que encuentre, a partir de su fundamento cristiano-liberal, su propia identidad", señala.

El Santo Padre se detiene también en el análisis del senador sobre los conceptos de diálogo interreligioso e intercultural.

"Usted explica con gran claridad que un diálogo interreligioso en el sentido estricto de la palabra no es posible, mientras que es particularmente urgente el diálogo intercultural, que profundiza en las consecuencias culturales de la decisión religiosa de fondo".

"Si bien sobre esta última un verdadero diálogo no es posible sin poner entre paréntesis la propia fe, es necesario afrontar en el debate público las consecuencias culturales de las decisiones religiosas de fondo", indica.

El Papa considera que las propuestas de Pera son necesarias para superar "la crisis contemporánea de la ética".

"Usted muestra que el liberalismo, sin dejar de ser liberalismo, más bien, para ser fiel a sí mismo, puede referirse a una doctrina del bien, en particular a la cristiana, que le es familiar, ofreciendo así verdaderamente una contribución para superar la crisis", indica.

Liberalismo anticristiano

En una entrevista concedida a Radio Vaticano (28 de noviembre de 2008), Pera explica los motivos por los que el liberalismo en ocasiones se ha convertido en anticristiano.

"Por lo que se refiere a Europa, en particular, se da una explicación histórica --indica--. Muchos se han encontrado con frecuencia en conflicto con la Iglesia católica, y es un hecho amargo de la historia de Europa que no se da en la historia de los Estados Unidos".

"Algunos estados nacionales -Italia, Francia...--, se han constituido como estados-nación con una lucha, con una disputa en contra de la Iglesia católica", recuerda.

"Esto ha generado lo que es conocido como el fenómeno del anticlericalismo, y el anticlericalismo ha generado otro: lo que llamo en el libro la 'ecuación laica', es decir, 'liberal = no cristiano'".

"Esto es un error, pues se puede discutir históricamente sobre los méritos y deméritos de la Iglesia católica en Europa en los momentos de la fundación de los estados nacionales, pero no se puede discutir la importancia del mensaje cristiano", indica.

Si se opta por el anticristianismo, lo que Pera llama "la apostasía del cristianismo", "perdemos las mismas virtudes, los mismos fundamentos de esas libertades y esos derechos sobre los que se fundan nuestros estados liberales".

La carta del Papa a Pera puede leerse en la sección de Documentación de la página web de ZENIT (www.zenit.org).

Por Jesús Colina

Benedicto XVI explica por qué no hay que temer al futuro


Presenta en la audiencia general las enseñanzas de san Pablo

CIUDAD DEL VATICANO, (ZENIT.org).- El cristiano no tiene miedo del futuro ni del fin del mundo, pues Cristo está a su lado, asegura Benedicto XVI.

El Papa dedicó la catequesis de la audiencia general de este miércoles continuar con el ciclo sobre san Pablo, centrándose en esta ocasión en las enseñanzas paulinas sobre la escatología y la vida más allá de la muerte.

Explicó que, ante el futuro y en particular ante la espera de la parusía, es decir, de la última venida del Señor, los cristianos deben tener tres actitudes: la ausencia del miedo, la esperanza y la confianza en la misericordia de Dios.

Respecto a la primera actitud, el obispo de Roma afirmó que uno de los efectos esenciales de la predicación cristiana en el mundo antiguo, como también en el mundo pagano actual, de las religiones naturales era "liberar del miedo", ese "miedo a los espíritus, a los poderes nefastos que nos amenazan".

"Cristo vive, ha vencido a la muerte y ha vencido a todos estos poderes. Con esta certeza, con esta libertad, con esta alegría vivimos. Este es el primer aspecto de nuestro vivir hacia el futuro", explicó.

En segundo lugar, añadió, "en Cristo el mundo futuro ya ha comenzado, esto da también certeza de la esperanza".

"Sin Cristo, también hoy para el mundo el futuro está oscuro, hay miedo al futuro, mucho miedo al futuro. El cristiano sabe que la luz de Cristo es más fuerte y por eso vive en una esperanza que no es vaga, en una esperanza que da certeza y valor para afrontar el futuro".

En tercer lugar, la actitud del cristiano debe ser "la responsabilidad hacia el mundo", pero "incluso trabajando y sabiendo en nuestra responsabilidad que Dios es el juez verdadero, estamos seguros también de que este juez es bueno, conocemos su rostro, el rostro de Cristo resucitado, de Cristo crucificado por nosotros. Por eso podemos estar seguros de su bondad y seguir adelante con gran valor".

Esta esperanza, añadió el pontífice, "hace tolerables los sufrimientos del momento presente, que no son comparables a la gloria futura".

Comentando la primera carta a los Tesalonicenses, el sucesor del apóstol Pedro explicó que el mensaje esencial de Pablo, más allá de las imágenes con las que describe la vuelta de Cristo, es que "nuestro futuro es estar con el Señor; en cuanto creyentes, en nuestra vida nosotros ya estamos con el Señor; nuestro futuro, la vida eterna, ya ha comenzado".

El Papa habló también sobre la expresión ¡Maranà, thà! que literalmente significa "Señor nuestro, ¡ven!", y que a veces encuentra dificultades entre los cristianos hoy.

"¿Podemos rezar también nosotros así? Me parece que para nosotros hoy, en nuestra vida, en nuestro mundo, es difícil rezar sinceramente para que perezca este mundo, para que venga la nueva Jerusalén, para que venga el juicio último y el juez, Cristo".

Sin embargo, aseveró Benedicto XVI, es necesario rezar "para que el mundo sea profundamente cambiado, que comience la civilización del amor, que llegue un mundo de justicia y de paz, sin violencia, sin hambre. Queremos todo esto: ¿y cómo podría suceder sin la presencia de Cristo?"

El Santo Padre añadió que es necesario que Cristo venga "donde hay injusticia y violencia, a los campos de refugiados, en Darfur y en Kivu del norte, en tantos lugares del mundo, donde domina la droga, entre los ricos que viven solo para sí mismos, donde Dios es desconocido".

"Ven a tu mundo y renueva el mundo de hoy. Ven también a nuestros corazones, ven y renueva nuestra vida, ven a nuestro corazón para que nosotros mismos podamos ser luz de Dios, presencia suya. En este sentido rezamos con san Pablo: ¡Maranà, thà! "¡Ven, Señor Jesús!", concluyó.

Por Inma Álvarez

Benedicto XVI: una mirada diferente ante la crisis mundial


Jorge E. Traslosheros

CIUDAD DE MÉXICO, (ZENIT.org-El Observador)


Problema conocido e ignorado

La crisis financiera mundial, que ya afectó a los demás sectores de la economía, no debe sorprender a nadie. Se trata de un aspecto casi perverso de la trillada globalización que ya conocíamos: las ganancias se las llevan unos cuantos; las pérdidas se reparten entre todos afectando en primer lugar a los más pobres, y es que el sistema económico de nuestro planeta funciona sobre el principio de la ley más fuerte. Ante la crisis los medios de comunicación, nacionales e internacionales, parecen haber perdido la razón y viven pegados a los vaivenes del dólar, de las bolsas del mundo. Para ellos no parece haber más realidad que la del billete verde y se han olvidado de que las primeras víctimas de todo este embrollo financiero son los desheredados de este mundo.

El día 16 de octubre Ban Ki Moon, secretario general de la ONU, pidió a los gobiernos, empresas y sociedad civil del planeta a cooperar para salir al paso de la tragedia del hambre en el planeta que afecta de manera crítica a casi un sexto de la población mundial y que, ante la coyuntura actual, se ha recrudecido severamente. Un llamado que nadie parece haber escuchado pues, acorde a lo dicho por Jacques Diouf, director de la FAO, la ayuda de 22 millones de dólares prometidos por diversos países se ha visto reducida a un diez por ciento. Seamos claros, ante el problema que se enfrenta, dar veintidós millones es una mentada de madre; entregar dos millones es vivir en la orfandad. Si bien las autoridades de la ONU denuncian el problema, se muestran timoratas cuando de explicar las causas de fondo se trata. No así Benedicto XVI.

Sin pelos en la lengua

En medio de la histeria, Joseph Ratzinger pronuncia su palabra precisa, certera, clara. En su mensaje dirigido a la FAO en el día mundial de la alimentación, el Papa denuncia el egoísmo de los Estados y grupos de intereses que juegan a la ruleta rusa con la humanidad, un retozo perverso de especulación que tuerce los mecanismos de precios y de consumo en su propio beneficio, y que se agrava con el uso de los bienes económicos no para alimentar a los desheredados, sino a la insaciable industria militar. Un juego en el cual las ayudas internacionales se entregan condicionadas a la rendición de lealtades que nada tienen que ver con la generosidad y la solidaridad, que están muy lejos de buscar el bien común. Denuncia la injusticia de un mundo enloquecido por su crisis financiera, no obstante contar con los recursos económicos y tecnológicos suficientes para acabar con el hambre.

Benedicto XVI ha sido contundente. El mal no hay que buscarlo en la economía, sino en el corazón mismo de Hombre. Para acabar con el hambre no bastan sesudos estudios científicos, que de cierto ya existen y nunca sobran. Lo que hace falta es "redescubrir el sentido de la persona humana, en su dimensión individual y comunitaria, a partir de la vida familiar, fuente de amor y afecto". Y el punto de partida a este reconocimiento es sencillo: "los bienes de la creación están destinados a todos". Así, la crisis mundial no se reduce al problema financiero, mucho menos a una crisis de valores que orientaría la solución a una actitud filantrópica por parte de los centros del poder. El Papa ha ido al fondo. Estamos ante la crisis de un modelo de civilización que se olvidó del principio y fundamento de toda cultura auténticamente humana, tan sencillo como reconocer que todos somos miembros de la misma especie, que todos somos hermanos.

sábado, 24 de enero de 2009

Discurso del Papa a miembros del Camino Neocatecumenal

En el cuadragésimo aniversario de sus inicios en Roma

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 11 de enero de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el discurso que dirigió Benedicto XVI en la tarde de este sábado en su encuentro con los miembros del Camino Neocatecumenal de la diócesis de Roma, en la Basílica Vaticana, con motivo de los cuarenta años del inicio de esta realidad eclesial en la ciudad eterna.

* * *

Queridos hermanos y hermanas:

Con gran alegría os recibo hoy tan numerosos con motivo del cuadragésimo aniversario del inicio del Camino Neocatecumenal en Roma, que ya cuenta actualmente con 500 comunidades. A todos os dirijo mi cordial saludo. De manera particular, saludo al cardenal vicario, Agostino Vallini, así como al cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, que con entrega os ha seguido en el camino de aprobación de vuestros Estatutos. Saludo a los responsables del Camino Neocatecumenal: al señor Kiko Argüello, a quien doy las gracias cordialmente por las palabras con las que ha interpretado los sentimientos de todos vosotros, a la señora Carmen Hernández y al padre Mario Pezzi. Saludo a las comunidades que salen de misión hacia las periferias más necesitadas de Roma, a las que van de "missio ad gentes" en los cinco continentes, a las 200 nuevas familias itinerantes, a los 700 catequistas itinerantes responsables del Camino Neocatecumenal en las diferentes naciones.

Nuestro encuentro tiene lugar significativamente en la Basílica Vaticana, construida en el sepulcro del apóstol Pedro. Fu precisamente él, el príncipe de los apóstoles, quien respondiendo a la pregunta con la que Jesús interpelaba a los doce sobre su identidad, confesó con empuje: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" (Mateo 16,16). Hoy os habéis reunido aquí para renovar esta misma profesión de fe. Vuestra presencia, tan numerosa y animada, testimonia los prodigios realizados por el Señor en los cuatro decenios pasados; indica también el compromiso con el que queréis continuar vuestro camino iniciado, un camino de fiel seguimiento de Cristo y de valiente testimonio de su Evangelio, no sólo aquí en Roma, sino allí donde la Providencia os lleve; un camino de dócil adhesión a las directivas de los pastores y de comunión con todos los demás componentes del Pueblo de Dios. Queréis hacer esto, siendo conscientes de que ayudar a los hombres de nuestro tiempo a encontrar a Jesucristo, redentor del hombre, constituye la misión de la Iglesia y de todo bautizado. El Camino Neocatecumenal se integra en esta misión eclesial como una de las numerosas sendas suscitadas por el Espíritu Santo con el Concilio Vaticano II para la nueva evangelización.

Todo comenzó aquí, en Roma, hace cuarenta años, cuando en la parroquia de los Santos Mártires Canadienses se constituyeron las primeras comunidades del Camino Neocatecumenal. ¿Cómo no bendecir al Señor por los frutos espirituales que, a través del método de evangelización que aplicáis, se han podido recoger en estos años? ¡Cuántas frescas energías apostólicas se han suscitado tanto entre los sacerdotes como entre los laicos! ¡A cuántos hombres y mujeres, y a cuantas familias que se habían alejado de la comunidad eclesial o que habían abandonado la práctica de la vida cristiana, a través del anuncio del kerygma y del itinerario de redescubrimiento del Bautismo se les ha ayudado a volver a encontrar la alegría de la fe y el entusiasmo del testimonio evangélico! La reciente aprobación de los Estatutos del Camino por parte del Consejo Pontificio para los Laicos ha sellado la estima y la benevolencia con que la Santa Sede sigue la obra que el Señor ha suscitado a través de sus iniciadores. El Papa, obispo de Roma, os da las gracias por el generoso servicio que ofrecéis a la evangelización de esta ciudad y por vuestra entrega para llevar el anuncio cristiano en todos los ambientes.

Vuestra acción apostólica que ya es tan benemérita será aún más eficaz en la medida en que os esforcéis por cultivar constantemente ese anhelo por la unidad que Jesús comunicó a los doce en la Última Cena. Antes de la Pasión, de hecho, nuestro Redentor rezó intensamente para que sus discípulos fueran una sola cosa para que el mundo sea impulsado a creer en Él (Cf. Juan 17,21). Esta unidad, don del Espíritu Santo e incesante búsqueda de los creyentes, hace de cada comunidad una articulación viva y bien integrada en el Cuerpo místico de Cristo. La unidad de los discípulos del Señor pertenece a la esencia de la Iglesia y es condición indispensable para que su acción evangelizadora resulte fecunda y creíble. Sé con cuánto celo están actuando las comunidades del Camino Neocatecumenal en 103 parroquias de Roma. Mientras os aliento a continuar en este compromiso, os exhorto a intensificar vuestra adhesión a todas las directivas del cardenal vicario, mi colaborador directo en el gobierno pastoral de la diócesis. La integración orgánica del Camino en la pastoral diocesana y su unidad con las demás realidades eclesiales beneficiarán a todo el pueblo cristiano y harán más fecundo el esfuerzo de la diócesis a favor de un anuncio renovado del Evangelio en nuestra ciudad. De hecho, hoy hace falta una amplia acción misionera que involucre a las diferentes realidades eclesiales, las cuales, conservando cada una la originalidad del propio carisma, deben operar con concordia, tratando de realizar esa "pastoral integrada" que ya ha permitido alcanzar resultados significativos. Y vosotros, al poneros con plena disponibilidad al servicio del obispo, como recuerdan vuestros Estatutos, podréis ser ejemplo para muchas Iglesias locales, que ven con razón en la de Roma un modelo de referencia.

Hay otro fruto espiritual madurado en estos cuarenta años por el que quisiera dar gracias con vosotros a la divina Providencia: es el gran número de sacerdotes y de personas consagradas que el Señor ha suscitado en vuestras comunidades. Muchos sacerdotes están comprometidos en las parroquias y en otros campos de apostolado diocesano, muchos son misioneros itinerantes en varias naciones: ofrecen un generoso servicio a la Iglesia de Roma, y la Iglesia de Roma ofrece un precioso servicio a la evangelización en el mundo. ¡Es una verdadera "primavera de esperanza" para la comunidad diocesana de Roma y para la Iglesia! Doy las gracias al rector y a sus colaboradores del seminario Redemptoris Mater de Roma por la obra educativa que desempeñan. Su tarea no es fácil, pero muy importante para el futuro de la Iglesia. Les aliento, por tanto, a continuar con esta misión, adoptando las orientaciones formativas propuestas tanto por la Santa Sede como por la diócesis. El objetivo que deben buscar todos los formadores es el de preparar presbíteros bien integrados en el presbiterio diocesano y en la pastoral tanto parroquial como diocesana.

Queridos hermanos y hermanas: la página evangélica que ha sido proclamada nos ha recordado las exigencias y las condiciones de la misión apostólica. Las palabras de Jesús, que nos refiere el evangelista san Mateo, resuenan como una invitación a no desalentarnos ante las dificultades, a no buscar éxitos humanos, a no tener miedo de las incomprensiones e incluso de las persecuciones. Alientan más bien a poner la confianza únicamente en la potencia de Cristo, a tomar la "propia cruz" y a seguir las huellas de nuestro Redentor que, en este tiempo de Navidad que ya termina, se nos ha aparecido en la humildad y en la pobreza de Belén. Que la Virgen santa, modelo de todo discípulo de Cristo y "casa de bendición", como habéis cantado, os ayude a realizar con alegría y fidelidad el mandato que la Iglesia os confía con confianza. Mientras os doy las gracias por el servicio que ofrecéis en la Iglesia de Roma, os aseguro mi oración y de corazón os bendigo a los que estáis aquí presentes y a todas las comunidades del Camino Neocatecumenal esparcidas por todas las partes del mundo.

[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina

sábado, 17 de enero de 2009

Benedicto XVI agradece la obra evangelizadora del Camino Neocatecumenal


Alienta su integración en la pastoral parroquial y diocesana

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 11 de enero de 2009 (ZENIT.org).-

Benedicto XVI dio gracias a Dios en la tarde de este sábado por la obra evangelizadora que ha suscitado a través del Camino Neocatecumenal, en un encuentro festivo con motivo de los cuarenta años del inicio de esta realidad eclesial en la diócesis de Roma.

Al mismo tiempo, en las palabras que dirigió a unos 25.000 miembros del Camino, en la Basílica de San Pedro del Vaticano, les alentó a ser dóciles a las directivas de los obispos para vivir en plenitud su vocación eclesial.

En la celebración, animada por los cantos que caracterizan a los encuentros del Camino, participaban Kiko Argüello, que ha compuesto algunos de ellos, Carmen Hernández y el padre Mario Pezzi, iniciadores de este itinerario de catecumenado para redescubrir el Bautismo.

"¿Cómo no bendecir al Señor por los frutos espirituales que, a través del método de evangelización que aplicáis, se han podido recoger en estos años?", se preguntó el Papa.

"¡Cuántas frescas energías apostólicas se han suscitado tanto entre los sacerdotes como entre los laicos! ¡A cuántos hombres y mujeres, y a cuantas familias que se habían alejado de la comunidad eclesial o que habían abandonado la práctica de la vida cristiana, a través del anuncio del kerygma y del itinerario de redescubrimiento del Bautismo se les ha ayudado a volver a encontrar la alegría de la fe y el entusiasmo del testimonio evangélico!", afirmó.

El obispo de Roma reconoció que la reciente aprobación de los Estatutos del Camino por parte del Consejo Pontificio para los Laicos "ha sellado la estima y la benevolencia con que la Santa Sede sigue la obra que el Señor ha suscitado a través de sus iniciadores".

El pontífice reconoció que la obra evangelizadora del Camino encontrará su plena realización con "dócil adhesión a las directivas de los pastores", los obispos, "y de comunión con todos los demás componentes del Pueblo de Dios".

"Esta unidad, don del Espíritu Santo e incesante búsqueda de los creyentes, hace de cada comunidad una articulación viva y bien integrada en el Cuerpo místico de Cristo", aseguró.

"La integración orgánica del Camino en la pastoral diocesana y su unidad con las demás realidades eclesiales beneficiarán a todo el pueblo cristiano y harán más fecundo el esfuerzo de la diócesis a favor de un anuncio renovado del Evangelio en nuestra ciudad", indicó.

Por último, el Papa dio gracias a Dios por otro de los grandes frutos suscitados por el Camino Neocatecumenal: "el gran número de sacerdotes y de personas consagradas que el Señor ha suscitado en vuestras comunidades".

En el encuentro tomó la palabra Kiko Argüello para presentar las realidades presentes: las más de 200 familias que partirán por todo el mundo a anunciar el Evangelio (uniéndose a las 500 que ya han partido en años anteriores); los 700 itinerantes que han abierto en el mundo la experiencia del Camino; las nuevas 15 "missio ad gentes", a las que se añaden siete que ha han comenzado esta experiencia.

La "missio ad gentes" está constituida por un grupo de tres o cuatro familias con numerosos hijos y un presbítero. Irán a vivir en ciudades descristianizadas de Alemania y de otros países, por ejemplo, entre aborígenes australianos.

Kiko Argüello presentó al Papa, por último, a algunas comunidades que han terminado el itinerario y que irán a parroquias de las afueras de Roma que experimentan situaciones sociales difíciles. Entre ellas, las primeras comunidades de la parroquia de los Mártires Canadienses de Roma, la primera de esta diócesis donde comenzó el Camino.

Las "comunitates in missio" es otra de las novedades en los últimos años: comunidades enteras que han terminado el Camino Neocatecumenal se ponen a disposición para trasladarse a otras parroquias de la diócesis que lo requieran. La experiencia comenzó en París, en la parroquia de la "Bonne Nouvelle".

El Papa bendijo a estos nuevos "misioneros" a quienes hizo entrega, a algunos personalmente, de una cruz plateada, signo de la misión que se les ha encomendado. El encuentro concluyó con un Te Deum de acción de gracias.

El Camino está presente en 120 países de 5 continentes, formando 20.000 comunidades en más de 5.500 parroquias.

Por Jesús Colina

sábado, 10 de enero de 2009

Benedicto XVI celebra los 40 años del Camino Neocatecumenal en Roma


Este sábado en la basílica de San Pedro

ROMA, jueves, 8 de enero de 2009 (ZENIT.org).-

Benedicto XVI celebrará en la basílica de San Pedro del Vaticano, el sábado 10 de enero, los cuarenta años del inicio del Camino Neocatecumenal en Roma.

Según informa un comunicado enviado a ZENIT por esta realidad eclesial, en el acto los iniciadores Kiko Argüello, Carmen Hernández, y el padre Mario Pezzi, presentarán al Papa la primera comunidad del Camino en la ciudad eterna, nacida en la parroquia de los Santos Mártires Canadienses, formada por 49 personas, con unos cien hijos.

Junto a ésta, explica la nota, ofrecerán al Papa "los frutos que el Espíritu Santo ha suscitado en estos años a través del Camino Neocatecumenal en beneficio de toda la Iglesia, sobre todo en vista de la Nueva Evangelización".

El Camino Neocatecumenal comenzó, en Italia, en 1968, "en un momento de gran crisis para la sociedad y, en particular, para el mundo católico", sigue recordando.

Kiko y Carmen, llegaron a Roma invitados por Don Dino Torreggiani, un presbítero de quién está en curso la causa de beatificación y que se ocupaba sobre todo de la pastoral de los marginados, de los gitanos y de los emigrantes.

Don Dino había visto en la experiencia de Kiko y Carmen en Madrid una respuesta a la necesidad de evangelizar a los alejados. "Después de haber hablado con algunos párrocos y de ser rechazados, Kiko se fue a vivir, al igual que hiciera en España, a una barraca en medio de los más pobres en el Barrio Latino", sigue explicando el comunicado emitido por el Camino.

El encuentro con un grupo de jóvenes que cantaban en una Misa en la parroquia de los Mártires Canadienses le llevó a iniciar las catequesis en aquella parroquia, donde el 2 de noviembre de 1968 nació la primera Comunidad Neocatecumenal de Italia.

"Así, mientras en Italia y en el mundo las manifestaciones y ocupaciones del movimiento estudiantil se sucedían sin tregua y el marxismo parecía casi una verdad absoluta demostrada en la historia, un pequeño germen que no anunciaba la violencia revolucionaria sino el amor al enemigo se introducía, en silencio y, providencialmente, en la misma Roma".

"Desde Roma --la diócesis donde el Camino Neocatecumenal está más difundido en el mundo-- el Camino Neocatecumenal se ha extendido por toda Italia donde hoy hay 5000 comunidades, con un total de cerca de 200.000 personas, sin contar los hijos, que como se sabe, en la comunidad, son muy numerosos".

Desde Roma después han salido también muchos de los equipos itinerantes, que en pocos años han llevado el camino a 120 países en 5 continentes, formando 20.000 comunidades en más de 5.500 parroquias.

Todo esto se ha podido realizar gracias y sobre todo al apoyo primero del Papa Pablo IV, después de Juan Pablo II y más recientemente de Benedicto XVI.

En la primera audiencia en 1974, el Papa Pablo VI saludó a las comunidades neocatecumenales con estas palabras: "¡Estos son los frutos del Concilio! Y esto es algo que nos consuela enormemente. Vosotros hacéis después del Bautismo lo que la Iglesia hacia antes: el antes o el después es lo secundario, el hecho es que vosotros miráis la autenticidad, la plenitud, la coherencia, la sinceridad de la vida cristiana. Y esto es un mérito muy grande, que nos consuela enormemente...".

Juan Pablo II visitando las parroquias de Roma, y hablando con los párrocos y vicarios parroquiales, tuvo la oportunidad de conocer a fondo los frutos del Camino Neocatecumenal, sobre todo de tanta gente alejada de la fe que, gracias a este camino, estaba volviendo a la Iglesia y en la carta Ogniqualvolta de 1990 reconocía el Camino como "un itinerario de formación católica valido para la sociedad y para los tiempos de hoy".

"Recientemente Benedicto XVI - que había conocido el Camino cuando era profesor en Tubinga a través de algunos estudiantes y, favorablemente impresionado, había ayudado a introducir esta experiencia en Alemania - ha guiado el proceso que ha llevado recientemente a la aprobación definitiva de los Estatutos", explica el Camino.

"Ya cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Cardenal Ratzinger examinó a fondo los contenidos teológicos de las Catequesis Kerigmáticas, así como algunos pasos del Neocatecumanado, y en el 2003 comunicó la aprobación definitiva al Consejo Pontificio de los Laicos".

En junio de 2008 los Estatutos recibieron su aprobación definitiva y el Camino ha sido reconocido como "una modalidad de realización diocesana de la iniciación cristiana y de la educación permanente de la fe", ("Estatuto del Camino Neocatecumenal, art.1).

En el encuentro se le presentarán al Santo Padre las 14 Comunidades de Roma (cada una formada por 30-60 personas) que han terminado la etapa Neocatecumanal y que, de acuerdo con los párrocos y con cardenal Agostino Vallini, vicario del Papa para la diócesis, están preparadas para partir como "communitates in missionem" (comunidades en misóin) a las zonas más difíciles y secularizadas de la periferia de Roma, en ayuda de los párrocos.

"Es la primera vez en la historia de la Iglesia que salen en misión no individuos o familias, sino comunidades enteras que han hecho juntas un largo camino de fe. En la Iglesia primitiva el cristianismo no se conocía a través de un templo o de unos ritos, sino a través de una comunidad concreta que daba el signo de la unidad", indica.

Se presentarán también al Papa catorce "missio ad gentes", a requerimientos de diversos obispos para inaugurar la nueva evangelización en zonas secularizadas de grandes ciudades --como Colonia, Budapest, Viena, Estocolmo, Nueva York... o en zonas marginales-- como entre los aborígenes australianos o Las Antillas.

Siete misiones estarán destinadas a Europa, dos a América, tres a Oceanía y tres a India. Cada "missio" está compuesta por un presbítero, cuatro familias con muchos hijos y dos hermanas que ayudan a las familias, en total 40-50 personas.

Estas catorce "missio" se añaden a las primeras siete enviadas por el Papa en enero de 2006 y que llevan dos años en misión en Chemnitz, (antigua Karlmarxstadt), en la periferia de Amsterdam y en la zona meridional de Francia.

Las 212 nuevas familias que con sus hijos (cerca de mil) serán enviadas, por todo el mundo, para sostener la Implantatio Ecclesiae a petición de los obispos y que se añaden a las otras 500 familias con 2.500 hijos que ya están en misión desde hace años.

Esta experiencia la inauguró Juan Pablo II cuando voló en helicóptero al Centro Neocatecumenal de Porto San Giorgio (Italia) y, al final de una intensa celebración eucarística envió las primeras 100 familias en misión por todo el mundo.

El Papa saludará también a 700 itinerantes que, partiendo de Roma y de Madrid han abierto el Camino Neocatecumenal en 120 países en cinco continentes.

Se le presentarán al Santo Padre, además, 18.000 hermanos de las 500 comunidades de Roma, presentes en 103 parroquias, con sus párrocos y presbíteros

Después de una breve presentación y del canto del Evangelio sobre el envío de los 72 discípulos, el Santo Padre dirigirá su palabra a la asamblea.

Los 14 responsables de las "Communitates in missionem" recibirán entonces la cruz de la misión del Santo Padre, que hará una oración de envío recordando la experiencia de la Iglesia de los orígenes, "la cual enviaba algunos de sus hijos no sólo a confirmar en la fe a los propios hermanos, sino a anunciar con franqueza apostólica el Evangelio a los pueblos que aún no conocían a Cristo" e invocando la ayuda del Señor a fin de que mande "operarios, para que sea anunciado el Evangelio a todo criatura".

La celebración terminará con el solemne canto del Te Deum y la bendición apostólica. Se prevé la participación de unas 25.000 personas.

martes, 6 de enero de 2009

Los Reyes Magos


Una ilusión, una empresa, una fe. Una sola era la fuerza y uno solo el objetivo: llegar a Belén y encontrar a Jesús

Hacia el final del reinado de Herodes, cierto día llegaron a Jerusalén unos "Magos" provenientes de la región de Persia, preguntando por el lugar donde había nacido el Rey de los Judíos o Mesías, tan anunciado por los profetas Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel.

- ¿Cómo os ha llegado a vosotros, tan lejos, la noticia si todavía no se ha inventado la radio ni la televisión? -dijo Herodes.

- Por las estrellas que hemos visto brillar. Por una estrella nueva, misteriosa, brillante más que el sol, que acaba de nacer. Hemos estudiado todas las escrituras: las de los Bedas, los libros antiguos de los Persas, las predicciones de Egipto y las profecías vuestras. Hemos llegado a la conclusión, sin lugar a dudas, que la estrella recientemente descubierta por nosotros es la que está anunciada en el Libro de los Números y el Rey que ha nacido es el que anuncia el profeta Zacarías: humilde y justo. Sin duda que el pueblo judío es el más privilegiado de las naciones, porque ha nacido en él, el Rey que gobernará naciones con justicia y mansedumbre, sin espada, sólo con la sabiduría de su inteligencia. Pero..., no sabemos dónde.

- Ese es un asunto fácil para mis letrados y sabios -dijo Herodes a los Magos. Seguro que no lo habéis leído todo. Ya veréis cómo mis doctores de la Ley y los sabios de Israel en poco tiempo nos resuelven el problema.

En efecto, llamó Herodes a los sacerdotes y escribas y les ordenó al punto:

- Quiero que investiguéis dónde y cuándo tiene que nacer el Mesías. No me lo digáis ahora. Mantened el "suspense" hasta los postres. ¡Hoy tengo una cena importante!

Los letrados se pusieron al punto a investigar en las Escrituras sobre el asunto y no tardaron en encontrarlo en los "rollos" de los profetas Isaías y Miqueas.

Mientras tanto, Herodes dio un banquete suculento a los extraños Magos. Consumieron vinos generosos de ambas riberas del Jordán, en copas romanas de doble asa. Les hizo obsequios y recibió de ellos regalos.

Después de hablar un rato con ellos y de mostrarles todas sus maravillosas reformas, con talante autosuficiente les dijo:

- Sepamos ahora lo que dicen mis escribanos sobre las profecías de ese nuevo rey. ¡Quizás pueda ser el Mesías! Aunque yo, en política, soy de la opinión de que hay que pactar con los romanos. Son generosos y bravos. Ellos son el progreso. Así lo aconsejan los tiempos modernos... ¡Veamos!

Los escribas se presentaron y con voz altisonante leyeron sus conclusiones:

- Majestad, ilustres magos orientales, señoras y señores. Hemos encontrado una frase que indica el lugar exacto del nacimiento del Rey de la Paz:

Y tú, Belén de Efratá, aunque eres la menor entre los clanes de Judá, de tí ha de salir aquel que ha de dominar en Israel y cuyos orígenes son desde antiguo, desde muy antaño.


Entonces Herodes hizo desalojar la sala de oídos indiscretos y dijo a los Magos:

Teniéndolo tan fácil no estaba yo suficientemente informado. He estado muy atareado en la reconstrucción del templo. He embellecido la ciudad, que estaba arruinada después de medio siglo de luchas. Bajo mi mandato se ha establecido la paz gracias a más tratados con los romanos. No es bueno dar publicidad al nacimiento de "otro" rey nuevo. Id vosotros a Belén e informáos de todo lo referente a ese niño y a sus padres. Luego yo, en el momento oportuno, también iré a postrarme ante él y adorarle. Haré preparativos y dispondré tambien mis regalos para hacerle honores divinos.

Los inocentes magos quedaron admirados de la discreción del rey y le dijeron: Así lo haremos, gran rey Herodes.

Después de dormir ese día en palacio, se despertaron muy temprano y emprendieron el camino del sur, por donde está Belén a sólo media jornada. Al amanecer de ese día, volvieron a ver la estrella y cabalgaron hacia ella hipnotizados. Cuando la estrella quedó encima de ellos, estaban entrando en el poblado de Belén.

No sabemos si los Reyes Magos eran tres, o cinco, o más. Fueran los que fueran les unía una misma estrella o cometa; una ilusión, una empresa, una fe. Una sola era la fuerza y uno solo el objetivo: llegar a Belén. La fe es la única razón para llegar a Belén y encontrar a Jesús.

Pero volvamos a los Magos nuestros. Los hemos dejado entrando en Belén. Están buscando a un niño y solamente tienen como pista las luces que se van encendiendo aquí y allá. Belén es una algarabía. Aunque el poblado no es grande,hay gente de todas partes y por todas partes; gente altiva y orgullosa de ser de Belén, la tierra de David, el fundador de la casa de Belén.

Los Magos pasaron aquel día preguntando... explicando..., buscando... Pero fue en vano. ¡Qué distraida va la gente aún cuando Dios está a su lado! -pensaron.

Y cayó la tarde, y entró la noche cerrada. Rebuznos; mugidos; ladridos; lloros de niños. ¡Nada! De pronto, una de las muchas cuevas de la montaña quedó iluminada: ¡Qué raro! ¡Mirad, mirad! ¡Lo encontramos! ¿No veis aquella cueva iluminada?

- No. No vemos nada.¡Locos! ¡Visionarios!

Pero aquellos magos ya no oían más que la voz que les hablaba por dentro: ¡Lo hemos encontrado! ¡Lo hemos encontrado!

Y se fueron a aquella cueva con sus camellos y sus criados. Y tuvieron que entrar con la cabeza gacha... porque la puerta era baja. Y vieron un Niño en brazos de una mujer con carita de niña. Se postraron... Y a José le dieron los tres besos rituales en las barbas. Luego, estuvieron un rato sin decir nada... ¡Sólo contemplando! Miraban a María... Miraban al Niño... Y miraban todo el interior de la cueva iluminada con una luz que no se sabía de dónde partía. Pero eso, ¿qué importaba? Lo verdaderamente importante es que estaba iluminada.

Los Magos eran unos hombres que tenían cabeza de sabios y corazón de niños. Eran almas evangélicas desde antes que Jesús predicara. Su aventura debía ser coronada con el éxito porque habían descubierto que un Niño es el más grande. No venían a buscar a Herodes el Grande, sino al más grande, que era, precisamente un niño: ESTE NIÑO.

· El 6 de Enero se celebra la
fiesta de la Epifanía
, en la que Jesús se manifiesta como Dios

sábado, 3 de enero de 2009

Benedicto XVI adelanta temas de su próxima encíclica social



En el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz

CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 11 diciembre 2008 (ZENIT.org)

El cardenal Renato Martino presentó este jueves el mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Paz como un "aperitivo" de la próxima encíclica sobre doctrina social.

El presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz aseguró que la encíclica podría publicarse a inicios del año 2009, por tanto, en plena crisis financiera y económica.

El mensaje de Benedicto XVI con motivo de la Jornada --se celebra el 1 de enero-- es "Combatir la pobreza, construir la paz".

Trata temas como la pobreza y las implicaciones morales, la lucha contra este flagelo y la solidaridad global.

Según el purpurado, algunos puntos de este mensaje serán desarrollados en la próxima encíclica de carácter social, que según anunció en meses pasados el cardenal podría ser bautizada con "Caritas in Veritate" (Caridad en la verdad).

Al presentar una síntesis sobre el mensaje del Pontífice, Martino indicó que lo más interesante está en "la originalidad de su aproximación a la globalización que establece de la doctrina social: amplía la cuestión social a la globalidad".

Dijo, además, que el texto muestra que "la lucha contra la pobreza y la paz se están constantemente relacionadas en una fecunda circularidad que constituye uno de los presupuestos más estimulantes para dar cuerpo a una adecuada aproximación social, cultural y política de las complejas temáticas relativas a la realización de la paz en nuestro tiempo, marcado por el fenómeno de la globalización".

En cuanto al tema de la lucha contra la pobreza, el cardenal indicó que se presenta en este mensaje de manera "amplia y articulada".

La Iglesia se interesa en los fenómenos actuales de la globalización "y su incidencia sobre la pobreza humana e indica los nuevos aspectos, no sólo en extensión sino también en profundidad, de la actual cuestión social, que es la cuestión del hombre y de su relación con Dios".

Carmen Elena Villa

jueves, 1 de enero de 2009

María guardaba todo en su corazón



Fuente: Catholic.,net
Autor: P Juan Pablo Menéndez

Lucas 2, 16-21


Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.


Reflexión

Empezamos el año festejando a la Virgen. Es una oportunidad de oro para ponernos en sus manos desde el primer respiro del año.

Los hombres, al igual que hace dos mil años, siguen necesitando de Cristo. Pero pocos le reciben y le aceptan, porque se olvidan del ejemplo que nos dan María y los pastorcillos. El Evangelio nos dice que los pastores después de escuchar el mensaje del ángel “fueron a toda prisa”.. Porque los “sencillos de corazón verán a Dios”. Es decir, pusieron en práctica lo que les pedía Dios: caminar hacia Belén, donde encontrarían al Salvador. Y es precisamente esto lo que necesitamos. Sabemos que para tener a Cristo hay que decidirse a dejar los “rebaños” del egoísmo, de la comodidad, el placer y la vanidad, pues no existe un Cristo a nuestra medida, sino el único Cristo que encontraron los pastorcillos “un niño envuelto en pañales recostado en un pesebre”. Para llegar a Él hace falta ser humildes, pues la entrada de la cueva es pequeña y exige agacharse. Es Dios mismo quien nos enseña, desde ese pesebre, que su seguimiento exige cruz, dolor, humildad, pureza y pobreza de corazón, y obediencia a la voluntad de Dios. Y es esto lo que da la paz y la felicidad en el corazón. María, la Madre de Dios, nos enseña que para llegar a Cristo hace falta también la oración. Ella “guardaba todas la cosas y las meditaba en su corazón”.

Para ser Madre de Dios, María no tuvo que renunciar o dejar al margen nada de su feminidad, al contrario, la tuvo que realizar en nobleza y plenitud, santificada como fue por la acción del Espíritu Santo.

Al nacer de una mujer Dios ha enaltecido y llevado a perfección "el genio femenino" y la dignidad de la mujer y de la madre. La Iglesia, al celebrar el uno de enero la maternidad divina de María, reconoce gozosa que María es también madre suya, que a lo largo de los días y los meses del año engendra nuevos hijos para Dios.

Madre, bendición y memoria. En el designio de Dios, que es fuente de la maternidad, ésta es siempre una bendición: como a María, se puede decir a toda madre: "Bendito el fruto de tu vientre". Una bendición primeramente para la misma mujer, que mediante la generación da cumplimiento a la aspiración más fuerte y más noble de su constitución, de su psicología y de su intimidad. Bendición para el matrimonio, en el que el hijo favorece la unidad, la entrega, la felicidad. Bendición para la Iglesia, que ve acrecentar el número de sus hijos y la familia de Dios. Bendición para la sociedad, que se verá enriquecida con la aportación de nuevos ciudadanos al servicio del bien común.

La maternidad es también memoria. María hacía ’memoria’ de todas esas cosas en su corazón. Memoria no tanto de sí misma, cuanto del hijo, sobre todo de los primeros años de su vida en que dependía totalmente de ella. Memoria que agradece a Dios el don inapreciable del hijo. Memoria que reflexiona y medita las mil y variadas peripecias de la existencia de sus hijos. Memoria que hace sufrir y llorar, que consuela, alegra y enternece. Memoria serena y luminosa, que recupera retazos significativos del pasado para bendecir a Dios y cantar, como María, un "magnificat",

Si queremos salir de estas Navidades “glorificando y alabando a Dios por todo lo que hemos visto y oído” y de habernos encontrado con Cristo niño, hace falta desprendimiento de nosotros mismos, humildad y oración. Y así, todos los que nos escuchen se maravillarán de las cosas que les decimos.