lunes, 30 de marzo de 2009

Benedicto XVI: los medios de comunicación y la lucha contra el Sida


Por Rubén Revello, coordinador del Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina

BUENOS AIRES, sábado, 21 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito el coordinador del Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina, el sacerdote Rubén Revello, con el título: "Benedicto XVI: los medios de comunicación y la lucha contra el Sida".

* * *

Se han suscitado, una vez más, polémicas que se instalan en los medios de comunicación, a partir de declaraciones atribuidas al Papa, en temas ciertamente controversiales y complejos.

Tal es el caso del flagelo del Sida, a raíz de la primera visita de Benedicto XVI al continente africano, el más afectado por la pandemia. Suele ocurrir que junto con la comitiva papal viajen una serie de periodistas de diversos medios independientes, que en esa ocasión privilegiada comparten unas horas de vuelo con el Santo Padre, generándose así una entrevista espontánea.

En el vuelo varios periodistas hicieron preguntas, uno de ellos, Philippe Visseyrias de France 2, lanza la cuestión: "Santidad, ¿afrontará este tema [el Sida] durante este viaje?". A lo cual Benedicto XVI respondió en primer lugar enumerando las diversas comunidades religiosas y laicales que desde la Iglesia, atienden a los enfermos de Sida, demostrando la fidelidad de tantos bautizados que, en nombre de Cristo, ofrecen sus vidas por atender a los más desprotegidos y les agradece a todos su contribución en la lucha contra la enfermedad.

En un segundo momento de la respuesta refiriéndose a las campañas de prevención, afirma: "No se puede superar el problema del sida sólo con slogans publicitarios. Si no está el alma, si los africanos no se ayudan, no se puede resolver el flagelo [del Sida] con la distribución de profilácticos: al contrario, el riesgo es el de aumentar el problema".

Ambas afirmaciones son estrictamente ciertas: un problema tan grave como el Sida no se soluciona solamente con publicidad. Ésta podrá contribuir a crear conciencia de los medios de contagio y de la necesaria prevención para evitar los riesgos, pero por sí misma no basta para erradicar el mal.

La segunda afirmación -"No se puede resolver el flagelo [del Sida] con la distribución de profilácticos: al contrario, el riesgo es el de aumentar el problema"-, tiene su confirmación en la realidad. Baste para ello seguir, lamentablemente, la creciente evolución de la epidemia. Reducir la prevención del Sida a la distribución masiva de preservativos, crea la falsa sensación de que así se soluciona todo peligro de contagio.

Sin entrar en discusiones respecto del índice de eficacia del preservativo; esto no puede opacar, ni menos negar, una verdad igualmente sólida como es que un profundo cambio de conducta, una mayor responsabilidad en la vida sexual, y programas educativos a corto, mediano y largo plazo, son más eficaces. De hecho las propuestas de ONUSIDA refieren ampliamente a este tipo de recursos.

En la entrevista citada, el Santo Padre va más allá de señalar el riesgo de centrar la campaña de prevención sólo en el preservativo y lanza sus propias propuestas: "La humanización de la sexualidad, es decir una renovación espiritual y humana que conlleve un nuevo modo de comportarse de unos con otros, y en segundo lugar, una verdadera amistad también y sobre todo, con la personas sufrientes, la disponibilidad, con renuncias personales".

A partir de estas notas, vemos cómo las declaraciones del papa Benedicto XVI asumen el Magisterio anterior y reafirman una línea de pensamiento que, con toda claridad, se propone al mundo con la esperanza de sumar esfuerzos que contribuyan a vencer al verdadero enemigo común: el Sida.

sábado, 28 de marzo de 2009

El Papa muestra cómo Cristo permite superar el miedo a los espíritus


Evangelizar no es un acto de presunción, sino el mejor servicio


LUANDA, domingo, 22 marzo 2009 (ZENIT.org).-

Benedicto XVI ha hecho un llamamiento en Angola a anunciar a Cristo, pues su amor permite superar el miedo a los espíritus y el yugo de los brujos.

La misa que el Papa presidió en la mañana de este domingo junto a obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, movimientos eclesiales y catequistas de Angola y de Santo Tomé, quiso convertirse en un impulso decisivo a la evangelización de este país, quinientos años después de que recibiera la fe cristiana de manos de misioneros portugueses.

Dirigiéndose a las tres mil personas que le escuchaban, el Papa invitó a seguir "la estela de aquellos heroicos y santos mensajeros de Dios" para "llevar a Cristo resucitado a vuestros compatriotas".

"Muchos de ellos viven temerosos de los espíritus --constató--, de los poderes nefastos de los que creen estar amenazados; desorientados, llegan a condenar a niños de la calle y también a los más ancianos, porque, según dicen, son brujos".

"¿Quién puede ir a anunciarles que Cristo ha vencido a la muerte y a todos esos poderes oscuros?", dijo citando a san Pablo.

El Papa dio espacio a las voces de quienes consideran que la evangelización constituye un acto de presunción y afirman: "¿Porqué no los dejamos en paz? Ellos tienen su verdad; nosotros, la nuestra. Intentemos convivir pacíficamente, dejando a cada uno como es, para que realice del mejor modo su autenticidad".

El Sato Pare respondió a estas objeciones, explicando que "si nosotros estamos convencidos y tenemos la experiencia de que sin Cristo la vida es incompleta, le falta una realidad, que es la realidad fundamental, debemos también estar convencidos de que no hacemos ninguna injusticia a nadie si les mostramos a Cristo y le ofrecemos la posibilidad de encontrar también, de este modo, su verdadera autenticidad, la alegría de haber encontrado la vida".

"Es más --subrayó--, debemos hacerlo, es nuestra obligación ofrecer a todos esta posibilidad de alcanzar la vida eterna".

La celebración tuvo lugar en la parroquia salesiana de San Pablo, en Luanda, iglesia recién restaurada administrada por los salesianos.

Dado que el número de personas que quisieron participar era muy superior a la capacidad del templo, los que no cabían, siguieron la misa en el patio contiguo a la parroquia gracias a una pantalla gigante, o en la calle, frente a la iglesia, donde también se instaló una pantalla.

Al final de la celebración, el Papa saludó a los fieles de la parroquia, que habían cedido sus puestos en la iglesia a los "trabajadores en al viña del Señor" de Angola, como los definió el Papa. Junto a ellos saludó también a los jóvenes del Movimiento Juvenil Salesiano procedentes de todo Angola.


viernes, 27 de marzo de 2009

Discurso de despedida del Papa de Camerún


En el aeropuerto de Yaundé

YAUNDÉ, viernes 20 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el discurso que dirigió Benedicto XVI en la mañana de este viernes en la ceremonia de despedida de Camerún, que se celebró en el aeropuerto internacional Nsimalen de Yaundé.

* * *

[En francés]

Señor presidente,

señoras, señoras que representáis a las autoridades civiles,

señores cardenales,

queridos hermanos en el episcopado,

queridos hermanos y hermanas:

Al dejar Camerún, al final de la primera etapa de mi viaje apostólico a África, deseo dar las gracias a todos por la generosa acogida que me habéis ofrecido durante estos días. El calor del sol africano se ha reflejado en el calor de la hospitalidad que me habéis dispensado. Doy las gracias, en primer lugar, al señor presidente, y a los miembros del gobierno, por su amable acogida. Doy las gracias a mis hermanos obispos y al conjunto de fieles católicos que han ofrecido el ejemplo tan estimulante de un culto gozoso y vivo durante las liturgias que hemos vivido juntos.

Estoy contento también por el hecho de que los miembros de las demás comunidades eclesiales cristianas han podido estar presentes en algunos de nuestros encuentros, y les vuelvo a presentar mis fervientes deseos, así como a sus responsables.

Quiero reconocer el trabajo que han realizado las autoridades civiles para asegurar el buen desarrollo de mi visita. Pero, por encima de todo, quiero expresar mi gratitud a todos aquellos que han rezado ardientemente para que esta visita pastoral dé frutos para la vida de la Iglesia en África. Y os pido que sigáis rezando para que la segunda asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos sea un momento de gracia para la Iglesia a través de todo el continente, un momento de renovación y de nueva entrega a la misión de llevar el mensaje regenerador del Evangelio a un mundo lacerado.

[En inglés]

Muchas realidades de las que he sido testigo aquí quedarán profundamente grabadas en mi memoria. En el Centro Cardenal Léger, fue sumamente conmovedor constatar la atención que reciben los enfermos y los discapacitados, que forman parte de los miembros más vulnerables de nuestra sociedad. Esta compasión, que es la de Cristo, es una señal segura de esperanza para el futuro de la Iglesia y de África.

Mi encuentro con los miembros de la comunidad musulmana aquí, en Camerún, ha sido también otro momento fuerte que llevaré en la memoria. Mientras avanzamos hacia una mayor comprensión mutua, rezo para que crezcamos en el respeto y estima recíprocos, y afiancemos nuestra decisión de colaborar para proclamar la dignidad que Dios ha dado a la persona humana, un mensaje que nuestro mundo fuertemente secularizado tiene necesidad de oír.

El motivo principal de mi viaje a Camerún ha sido visitar a esta comunidad católica. Con gran gozo he podido compartir algunos momentos fraternos con los obispos, y celebrar la liturgia de la Iglesia con tantos fieles. He venido precisamente para compartir con vosotros el momento histórico de la promulgación del "Instrumentum laboris" de la segunda asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos. Ciertamente estamos ante un momento de gran esperanza para África y para el mundo entero.

[En francés]

Habitantes de Camerún, os animo a percibir la importancia del momento que el Señor os ha ofrecido. Responded a su llamada que os compromete a ser portadores de reconciliación, sanación y paz a vuestras comunidades y a vuestra sociedad. Trabajad por eliminar la injusticia, la pobreza y el hambre allá donde las encontréis. Que Dios bendiga a este hermoso país, "África en miniatura", tierra de promesas, una tierra de una belleza resplandeciente. ¡Que Dios os bendiga a todos!

[Traducción del original francés e inglés realizada por Jesús Colina


jueves, 26 de marzo de 2009

Benedicto XVI: Jesús muestra al enfermo su lugar en el corazón de Dios


Encuentro con enfermos en el centro “Cardenal Leger” de Yaoundé

YAOUNDÉ, jueves 19 de marzo de 2009 (ZENIT.org).-

"Jesucristo revela a los enfermos el lugar que éstos tienen en el corazón de Dios y en la sociedad·. Así lo afirmó el Papa Benedicto XVI en su encuentro esta tarde con los enfermos del Centro para Discapacitados "Cardenal Paul Emile Léger" de Yaoundé (Camerún), en esta tercera jornada de su viaje apostólico a África.

El Papa se dirigió a los enfermos y personal de este centro, una institución sanitaria destinada a la rehabilitación de discapacitados fundada en 1972 por el purpurado canadiense del que recibe el nombre.

Se dirigió especialmente a "aquellos que llevan en su carne los signos de la violencia y de las guerras", así como a "todos los enfermos, y especialmente aquí en África, que son víctimas de enfermedades como el sida, la malaria, la tuberculosis".

"Sé bien que entre vosotros la Iglesia católica está fuertemente empeñada en una lucha eficaz contra estas terribles plagas, y la animo a proseguir con determinación esta obra urgente", afirmó.

Ante ellos, el Papa dedicó su discurso a hablar sobre el sentido del sufrimiento humano: "Ante el sufrimiento, la enfermedad y la muerte, el hombre está tentado de gritar bajo efecto del dolor", afirmó. "Cuando nuestra condición se degrada, la angustia aumenta; algunos se ven tentados de dudar de la presencia de Dios en su existencia".

"En presencia de sufrimientos atroces, nos sentimos desprovistos y no encontramos las palabras adecuadas. Ante un hermano o hermana inmerso en el misterio de la Cruz, el silencio respetuoso y compasivo, nuestra presencia sostenida por la oración, un gesto de ternura y de consuelo, una mirada, una sonrisa, pueden hacer más que muchos discursos".

En este sentido, el Papa recordó la figura de Simón de Cirene, de quien los Evangelios relatan que fue obligado a llevar la cruz de Jesús por los soldados romanos camino del Calvario.

El Cireneo "era africano", recordó el Papa, y "a él le tocó, aunque involuntariamente, ayudar al Hombre de dolores, abandonado por todos los suyos y entregado a una violencia ciega".

"La historia recuerda por tanto que un africano, un hijo de vuestro continente, participó con su propio sufrimiento, en la pena infinita de Aquel que redimió a todos los hombres, incluyendo a sus perseguidores", observó.

Simón de Cirene "no podía saber que él tenía a su Salvador ante los ojos", explica el Papa. "Fue obligado a ayudarle. Es difícil aceptar llevar la cruz de otro. Y sólo tras la resurrección él pudo comprender lo que había hecho".

"Así es para cada uno de nosotros, hermanos y hermanas: en el corazón de la desesperación, de la rebelión, Cristo nos propone su presencia amable aunque nos cueste entender que él está cerca. Sólo la victoria final del Señor nos desvelará el sentido definitivo de nuestras pruebas", añadió el Papa.

"Fijemos nuestra mirada en el Crucificado, con fe y valor, porque de él provienen la vida, el consuelo, las curaciones. Sepamos mirar a Aquel que quiere nuestro bien y sabe enjugar las lágrimas de nuestros ojos; sepamos abandonarnos en sus brazos como un niño en los brazos su madre".

El Papa pidió a los presentes que "sepan reconocer a este Simón de Cirene" en "todo africano y toda persona que sufre y que ayuda a Cristo a llevar su cruz subiendo con Él al Gólgota para resucitar un día con Él".

Se dirigió también al personal sanitario del Centro, y les recordó que les compete a ellos "poner por obra todo aquello que sea legítimo para aliviar el dolor", así como "proteger la vida umana, desde su concepción hasta su muerte natural".

"Para todo hombre, el respeto a la vida es un derecho y al mismo tiempo un deber, porque toda vida es un don de Dios", añadió.

Antes de despedirse de los presentes, el Papa les deseó "que ninguno de vosotros se sienta jamás solo. Toca a cada hombre, creado a imagen de Cristo, hacerse prójimo de quien está cerca de él".

Por Inma Álvarez

miércoles, 25 de marzo de 2009

Benedicto XVI viene a Angola a consolidar la paz, tras la guerra civil


Y a confirmar a los católicos en la fe

LUANDA, viernes 20 de marzo de 2009 (ZENIT.org).-

Al aterrizar este viernes en Luanda, Benedicto XVI aseguró que llega a Angola para confirmar a este país en la paz, tras la terrible guerra civil que le ha desangrado, y a los católicos (algo más de la mitad de su población) en la fe.

Al recibir la bienvenida oficial, en aeropuerto "4 de Fevereiro", del presidente José Eduardo dos Santos, el Papa pidió al gobierno responder a la difícil situación de pobreza en que viven muchos de sus compatriotas.

Sintetizando el objetivo de la segunda etapa de su primera visita a África, el Santo Padre explicó que llega a Angola para visitar "una de las más antiguas comunidades católicas del África subecuatorial, para confirmarla en su fe en Jesús resucitado y unirme a las súplicas de sus hijos e hijas para que el tiempo de la paz, en la justicia y en la fraternidad, no conozca ocaso en Angola".

La guerra civil en Angola concluyó en el año 2002, después de tres décadas que se cobraron más de medio millón de vidas y desplazaron a millones de personas.

En la República de Angola, el 55,6% de su 15.473.000 habitantes, es católico. La fe en Cristo fue traída a estas tierras por misioneros portugueses en 1491.Se considera que más del 40% de la población sigue las creencias ancestrales africanas.

Dejando espacio a las confidencias, en su primer discurso, pronunciado en portugués, el Papa recordó que "provengo de un país en el que la paz y la hermandad son sentidas muy dentro del corazón de todos sus habitantes, especialmente de los que --como yo-- han conocido la guerra y la división entre hermanos pertenecientes a la misma nación a causa de ideologías desoladoras e inhumanas, la cuales, bajo la falaz apariencia de sueños e ilusiones, hicieron pesar sobre los hombres el yugo de la opresión".

"Podéis entender, pues, lo sensible que soy al diálogo entre los hombres como medio para superar toda forma de conflicto y tensión, y para hacer de cada nación --y por tanto también de vuestra patria-- una casa de paz y hermandad".

Para ello el Papa pidió a los angoleños que no se rindan "a la ley del más fuerte".

"Porque Dios ha concedido a los seres humanos la capacidad de elevarse, por encima de sus tendencias naturales, con las alas de la razón y de la fe".

"Si os dejáis llevar por estas alas, no os será difícil reconocer en el otro a un hermano, que ha nacido con los mismos derechos humanos fundamentales. Lamentablemente, dentro de vuestros confines angoleños hay todavía muchos pobres que reivindican el respeto de sus derechos".

Por último, el Papa afirmó que no se puede olvidar "la multitud de angoleños que viven por debajo del umbral de la pobreza absoluta".

Dos tercios de los angoleños vive con menos de dos dólares al día, según datos del Banco Mundial. "No decepcionéis sus expectativas", pidió el Papa.

La undécima visita apostólica internacional del Papa, que tiene por etapas Camerún y Angola, concluirá el próximo lunes.

lunes, 23 de marzo de 2009

Benedicto XVI cree que África puede ser el continente de la esperanza


Las previsiones estadísticas de la Iglesia le dan la razón

YAUNDÉ, jueves, 19 de marzo de 2009 (ZENIT.org).-

Benedicto XVI considera que África puede convertirse en el continente de la esperanza y así lo explicó este jueves en la misa en la que publicó el "Instrumentum laboris" (documento de trabajo), del segundo sínodo de África que se celebrará en octubre.

"¡Firmes en la esperanza contra toda esperanza', ¿no es una definición magnífica del cristiano?", se preguntó el Papa en la homilía de la misa más importante de su viaje a Camerún.

"África está llamada a la esperanza a través de vosotros y en vosotros. Con Cristo Jesús, que pisó el suelo africano, África puede transformarse en el continente de la esperanza", dijo a las 50 mil personas que con su alegría llenaron el estadio Amadou Ahidjo.

Las estadísticas dan razón al optimismo del Papa sobre África, al menos si se analiza la evolución del catolicismo en África.

Según las previsiones, en 2050, tres países africanos estarán en el elenco de los diez primeros países con el mayor número de católicos en el mundo: la República Democrática del Congo (con 97 millones de católicos), Uganda (con 56 millones) y Nigeria (con 47 millones).

En 1900, en el África subsahariana, había 1,9 millones de católicos; en el año 2000, según los datos de la Santa Sede, eran 139 millones. De hecho, en los últimos años, casi la mitad de los bautismos de adultos a nivel mundial se registran en África, como registra el Anuario Estadístico de la Iglesia.

Camerún, cuenta hoy con 4.842.000 de católicos, mientras que en 1932 eran 246.742. Angola, cuenta con 8.600.000 católicos, es decir, el 55,6% de la población, mientras que en 1932 eran 322.589.

viernes, 20 de marzo de 2009

El Papa invita a redescubrir la presencia de Cristo en la Eucaristía


Recibe en audiencia a los miembros de la Congregación para el Culto Divino

CIUDAD DEL VATICANO, viernes 13 de marzo de 2009 (ZENIT.org).-

Benedicto XVI subrayó este jueves la importancia de profundizar en el misterio de la Eucaristía, aumentando la conciencia de los fieles y especialmente de los futuros sacerdotes sobre la realidad de la Presencia Real de Cristo en las especies eucarísticas.

Esta preocupación fue el tema central de su discurso a los participantes en la plenaria de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, que han dedicado el tema de su reunión a la práctica de la adoración eucarística.

El Papa agradeció en este sentido que para el dicasterio que actualmente preside el cardenal Antonio Cañizares, administrador apostólico de Toledo, "la insistencia sobre el tema de la Eucaristía como fuente inextinguible de santidad ha sido una urgencia de primer orden".

En la actualidad es necesario, subrayó el Papa, "promover la fe en la presencia real del Señor en la Santa Eucaristía y asegurar a la celebración de la Santa Misa toda la dimensión de la adoración", para lo cual la práctica de la adoración eucarística supone un recurso pastoral importante.

Esta clarificación es importante, subrayó, sobre todo por las "desviaciones que han quizás contaminado la renovación litúrgica post-conciliar, revelando una comprensión demasiado reduccionista del misterio eucarístico".

Esta preocupación estuvo muy presente en el Sínodo de 2005, en el que "los Padres sinodales no habían dejado de manifestar preocupación por una cierta confusión generada después del Concilio Vaticano II, sobre la relación entre Misa y adoración del Santísimo Sacramento", explicó el Papa.

Ante esto, el Papa recuerda que la doctrina de la transubstanciación del pan y del vino y de la presencia real "son verdades de fe evidentes ya en la propia Sagrada Escritura y confirmadas después por los Padres de la Iglesia".

Adoración de amor

El pontífice quiso también especificar el sentido que el término "adoración" debe tener para los cristianos, y que no es el de la mera sumisión, sino que "la palabra latina ad-oratio, en cambio, denota el contacto físico, el beso, el abrazo, que está implícito en la idea del amor".

"El aspecto de la sumisión prevé una relación de unión, porque aquel a quien nos sometemos es Amor. De hecho, en la Eucaristía la adoración debe convertirse en unión: unión con el Señor vivo y después con su Cuerpo místico", explica.

Recordó sus propias palabras en la explanada de Marienfeld, durante la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia: en la Eucaristía se vive la "profunda transformación de la violencia en amor, de la muerte en vida; ella arrastra consigo las demás transformaciones. Pan y vino se convierten en su Cuerpo y Sangre".

"Esta profundización será posible sólo a través de un mayor conocimiento del misterio en plena fidelidad a la sagrada Tradición, e incrementando la vida litúrgica dentro de nuestra comunidades", añade el Papa, citando la Spiritus et Sponsa de Juan Pablo II.

En este sentido, animó también a redescubrir otras prácticas ligadas a la Eucaristía, como el ayuno, especialmente en esta Cuaresma, "no sólo como práctica ascética, sino también como preparación a la Eucaristía y como arma espiritual para luchar contra todo eventual apego desordenado a nosotros mismos".

"Este periodo intenso de la vida litúrgica nos ayude a alejar todo aquello que distrae el espíritu y a intensificar lo que nutre el alma, abriéndola al amor a Dios y al prójimo", concluyó.

Por Inma Álvarez



miércoles, 18 de marzo de 2009

Benedicto XVI visita un África en plena expansión católica


Con grandes desafíos que tienen que ver con la paz, la justicia y la reconciliación

ROMA, lunes, 9 marzo 2009 (ZENIT.org).-

Camerún ha sido por segunda vez el país elegido por un papa para presentar un documento importante sobre África. En 1995, Juan Pablo II hizo pública allí su exhortación apostólica Ecclesia in Africa, tras el I Sínodo para África de 1994. Ahora Benedicto XVI hará público, el próximo 19 de marzo, festividad de San José, el Instrumentum Laboris de la II Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, que se celebra en octubre de 2009.

¿Por qué Camerún? La elección papal se puede explicar por una sencilla razón geográfica. Este país, con un 26,8% de católicos, se encuentra en el centro del continente africano. Sus habitantes hablan tanto francés como inglés, las dos lenguas occidentales principales en África después de los idiomas locales. Junto a ello, la visita del Papa es un gesto de ánimo a proseguir el proceso de evangelización del país.

El viaje, hecho público por Benedicto XVI el 26 de octubre de 2008, tiene también otro objetivo anunciado por él mismo: “Desde allí, Dios mediante, seguiré a Angola para rendir homenaje a una de las Iglesias subsaharianas más antiguas”.

El programa del primer viaje de Benedicto XVI a África como papa, aparte del punto fuerte citado de presentar el documento de trabajo del próximo Sínodo, tiene como momentos relevantes los encuentros del Papa con las autoridades de los dos países y, en el caso de Camerún, el mismo día 19 de marzo, en Yaundé, la capital, la reunión de los miembros del Consejo Especial para África del Sínodo, en la Nunciatura Apostólica, y una eucaristía en el estadio Ahmadou Ahidjo con el mismo tema del Sínodo.

Están previstos también encuentros con la comunidad musulmana (30% de la población) y el mundo del sufrimiento, en el Centro Cardenal Paul-Emile Léger-CNRH.

Benedicto XVI es el tercer papa que visita el continente africano, y lo hace cuando se cumplen cuarenta años de la llegada del primero, Pablo VI, del 31 de julio al 2 de agosto de 1969, a Uganda.

Tras aquella histórica visita, ha habido numerosos viajes apostólicos de Juan Pablo II entre 1980 y 2000. Por tanto el viaje de Benedicto XVI es el número dieciocho de un pontífice a tierras africanas.

La histórica visita de Pablo VI era la consecuencia de un Simposio de presidentes de conferencias episcopales regionales africanas, tras el Concilio Vaticano II, convocada por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos para una consulta. El Papa cerró los trabajos de ese encuentro en Kampala, Uganda, invitando a “construir la Iglesia en África”.

Palabras proféticas que han visto cuarenta años de crecimiento inusitado de la comunidad eclesial africana.

La segunda Asamblea Especial para África reflexionará sobre “La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, de la justicia y de la paz”. Con un lema especialmente grato a los movimientos laicales que proliferan en el continente: ser sal y luz de la tierra. Los tres servicios que analizará el Sínodo son de una urgencia vital en un continente atravesado por conflictos, donde la justicia clama al cielo y la paz es tan sólo una esperanza en gran número de sus países. Una paz que, para ser duradera, tiene que pasar por la reconciliación.

No obstante, transcurridos quince años desde el primer sínodo dedicado a África, en el continente se observa gran vivacidad y dinamismo. Los católicos han aumentado un 3,1% en los últimos años, un ritmo de crecimiento más alto que la población.

En 2050, tres países africanos estarán en el elenco de los diez primeros países católicos más grades del mundo: la República Democrática del Congo, con 97 millones de católicos; Uganda, con 56 millones y Nigeria, con 47 millones.

Según datos facilitados por los medios de comunicación vaticanos ante el viaje papal, la explosión del catolicismo en el África subsahariana, durante el siglo XX, se sitúa entre los mayores éxitos misioneros de la historia de la Iglesia Católica.

Con una población católica de 1,9 millones en 1900, se pasó a 139 millones en 2000. Hay que recordar que, en los últimos años, casi la mitad de los bautismos de adultos a nivel mundial se registran en África. Este aumento se explica tanto por motivos demográficos como por el éxito de la labor evangelizadora de los misioneros. También las vocaciones de personas comprometidas en la Iglesia están en expansión, incluídas las de sacerdotes.

El “Bigard Memorial Seminary”, seminario regional para Nigeria Occidental y Oriental, con más de 1.100 candidatos al sacerdocio, es el mayor del mundo. Sus estudiantes son la quinta parte del total de seminaristas que estudian hoy, por ejemplo, en todo Estados Unidos.

Junto a ello, los desafíos a la comunidad eclesial son enormes, algunos urgentes, y se enmarcan en los viejos y nuevos males del continente olvidado.

Los obispos africanos son conscientes de que no basta crecer sino que tal crecimiento tiene que transformarse en “calidad de fe”, lo que exige formar a personal pastoral.

Desde los puntos de vista económico, social y político, los males tienen que ver con la endémica corrupción y el mal gobierno, las guerras y conflictos de todo tipo, las enfermedades de la pobreza, y la distancia entre gobernantes y gobernados.

La comunidad eclesial es consciente de que su futuro pasa por la formación de los laicos y especialmente de los jóvenes. Estos se muestran a veces desilusionados por el escaso papel y espacio que se les deja en la Iglesya, y por el hecho de que no reciben ayuda para desarrollar sus carismas específicos.

Otros desafíos no menos acuciantes son las relaciones con el no siempre fácil mundo musulmán, sobre todo en países en los que hay un islamismo agresivo y militante, y el fenómeno de algunos grupos y sectas de origen cristiano, citados por los padres sinodales africanos en el Sínodo de los Obispos, celebrado en octubre de 2008.

Por Nieves San Martín


domingo, 15 de marzo de 2009

Benedicto XVI pide a obispos argentinos promover las vocaciones sacerdotales


Al recibir al primer grupo de prelados en visita "ad limina"

CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 14 de marzo de 2009 (ZENIT.org).-

Benedicto XVI pidió este sábado promover las vocaciones al sacerdocio al recibir al primer grupo de obispos argentinos en su quinquenal visita "ad limina apostolorum" al Papa y a sus colaboradores de la Curia Romana.

"El papel fundamental que desempeñan los presbíteros os ha de llevar a realizar un gran esfuerzo para promover las vocaciones sacerdotales", aconsejó el Papa a los prelados.

"A este respecto --añadió--, sería oportuno proyectar una pastoral matrimonial y familiar más incisiva, que tenga en cuenta la dimensión vocacional del cristiano, así como una pastoral juvenil más audaz, que ayude a los jóvenes a responder con generosidad al llamado que Dios les hace".

Escuchaban las palabras del Santo Padre, en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico Vaticano, los 31 obispos argentinos que, encabezados por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, se habían reunido en la mañana o en días anteriores encuentros personales con el mismo pontífice.

El obispo de Roma, que en su discurso hizo un repaso de los desafíos que afrontan los diferentes estados de vida que componen la Iglesia (obispos, sacerdotes, religiosos, y laicos), lanzó también un llamamiento a los obispos para lleven a cabo, además, "una eficaz y exigente labor de discernimiento de los candidatos a las sagradas órdenes".

Al mismo tiempo, dijo, "es necesario intensificar la formación de los seminaristas en todas sus dimensiones: humana, espiritual, intelectual, afectiva y pastoral".

A los obispos argentinos, el Papa le recomendó intensificar la unidad mutua, que será "fuente de consuelo en el grave cometido que se os ha confiado".

"Gracias a esta colegialidad afectiva y efectiva, ningún Obispo está solo, porque está siempre y estrechamente unido a Cristo, Buen Pastor, y también, en virtud de su Ordenación episcopal y de la comunión jerárquica, a sus hermanos en el episcopado y a quien el Señor ha elegido como Sucesor de Pedro".

Por lo que se refiere a los sacerdotes, el Santo Padre pidió a los obispos que se preocupen de ellos "con amor de padre y hermano".

Asimismo, les exhortó "a extremar la caridad y la prudencia cuando tengáis que corregir enseñanzas, actitudes o comportamientos que desdicen de la condición sacerdotal de vuestros más estrechos colaboradores y que pueden, además, dañar y confundir la fe y la vida cristiana de los fieles".

Su repaso por los estados de vida llevó al Papa a constatar que "es de suma importancia reconocer, valorar y estimular la participación de los religiosos en la actividad evangelizadora diocesana, a la que enriquecen con la aportación de sus respectivos carismas".

Por último, hizo referencia a los fieles quienes, como dijo, "en virtud de su bautismo, están llamados a cooperar en la edificación del Cuerpo de Cristo. Para ello hay que llevarlos a tener una experiencia más viva de Jesucristo y del misterio de su amor".

Argentina, cuenta con algo más de 40 millones de habitantes, de los cuales, según algunas fuentes, el 92% son católicos (aunque la práctica religiosa es inferior al 20%), el 2% son protestantes, el 2% judíos y el 4% pertenecen a otras de las muchas denominaciones reconocidas.

viernes, 13 de marzo de 2009

El Papa recuerda que la Virgen María “nos hace hermanos y unos une”


“El santuario de Mariazell muestra las raíces cristianas de Europa”

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 22 de enero de 2009 (ZENIT.org).-

El Papa Benedicto XVI dedicó este miércoles un emocionado e improvisado discurso a la Virgen María como "promotora de la unidad" entre los hombres, en agradecimiento por haber recibido la ciudadanía honoraria de la localidad austríaca de Mariazell, sede de uno de los santuarios marianos más importantes de Europa.

Esta distinción le fue conferida en presencia del Alcalde, Helmut Pertl, del obispo de Graz-Seckau, monseñor Egon Kapellari, y del rector del Santuario de Mariazell, padre Karl Schauer, O.S.B. Ante ellos, el Papa expresó vivamente su agradecimiento.

"Según las previsiones humanas, en esta vida no podré volver a peregrinar allí físicamente, pero ahora vivo allí de verdad y en este sentido estoy presente siempre", afirmó. "Estoy contento de ser de casa con el corazón, y también ahora de derecho, por así decirlo, en Mariazell".

El Papa recordó dos visitas anteriores al Santuario, y contó algunas anécdotas vividas con el obispo y el rector allí presentes, especialmente en su última visita a causa de la lluvia torrencial que les sorprendió.

Por otro lado, puso de manifiesto la importancia que este santuario, muy venerado por los católicos alemanes, ha tenido en la historia europea: "Mariazell es mucho más que un 'lugar': es la actualización de la historia viva de una peregrinación de fe y de oración durante los siglos", explicó.

En esta peregrinación, añadió el Papa, "no están solamente las oraciones y las invocaciones de los hombres, sino que está presente también la realidad de una respuesta: sentimos que la respuesta existe, que no alargamos la mano hacia algo desconocido, sino que Dios existe, y que a través de su Madre quiere estar particularmente cercano a nosotros".

Además, Mariazell expresa "lo que Europa ha sido capaz de construir y de donde procede todo aquello que hoy forma su identidad, y a través de qué Europa podrá volver siempre de nuevo a ser ella misma: a través del encuentro con el Señor, al cual nos conduce su Madre", añadió el Papa.

La verdadera grandeza

Benedicto XVI recordó que la Virgen de Mariazell ha recibido importantes títulos durante la historia, como "gran madre" de Austria y de los pueblos eslavos, en este santuario visitado por miles de personas durante los siglos, hasta el punto que Mariazell se consideraba el centro espiritual del Imperio Austrohúngaro.

Sin embargo, añadió, la Virgen "nos enseña que lo que es verdaderamente 'grande' no es el hecho de ser 'inalcanzable'".

María "manifiesta precisamente su grandeza en el hecho de que Ella se dirige a los pequeños y está presente para los pequeños, que podemos acudir a ella en cualquier momento, sin tener que pagar ningún billete de entrada, simplemente llevando el corazón", explicó el Papa.

Estas grandeza por tanto no tiene que ver con "la majestad exterior", añadió, sino con "la bondad del corazón que ofrece a todos la experiencia de lo que significa estar juntos".

"En los paseos que hago en los paisajes de los recuerdos, vuelvo siempre a hacer una parada en Mariazell, precisamente porque siento que allí la Madre nos sale al encuentro y nos reúne a todos", concluyó el Papa.

Por Inma Álvarez

miércoles, 11 de marzo de 2009

El Papa explica que señoría de Dios “se manifiesta en el amor al prójimo”

El Reino de Dios “cumple todo el bien” del hombre y la historia

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 23 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).-


El Papa explicó hoy a los fieles reunidos en la plaza de san Pedro para el rezo del Ángelus, que el Reino de Dios “no es de este mundo, pero lleva a cumplimiento todo el bien que, gracias a Dios, existe en el hombre y en la historia”.

“Si ponemos en práctica el amor por nuestro prójimo, según el mensaje evangélico, entonces hacemos espacio al señorío de Dios, y su reino se realiza en medio de nosotros. Si en cambio cada uno piensa solo en sus propios intereses, el mundo no puede no ir a la ruina”, afirmó.

El Papa explicó que Jesús “ rechazó el título de rey cuando éste se entendía en sentido político”, y sin embargo, “durante su pasión, reivindicó una realeza singular”: “Mi reino no es de este mundo”.

“El Padre ha confiado al Hijo la misión de dar a los hombres la vida eterna amándoles hasta el supremo sacrificio, y al mismo tiempo le ha conferido el poder de juzgarlos, desde el momento en que se ha hecho Hijo del hombre, en todo similar a nosotros”.

Respecto a las imágenes del Evangelio de hoy, sobre el juicio final, el pontífice explicó que el mensaje que transmite “es extremadamente importante: es la verdad sobre nuestro destino último y sobre el criterio con que seremos juzgados”.

Esta conocida página, afirmó, “forma parte de nuestra civilización. Ha marcado la historia de los pueblos de cultura cristiana: la jerarquía de valores, las instituciones, las múltiples obras benéficas y sociales”.

En este sentido, añadió, “el reino de Dios no es una cuestión de honores o de apariencias”, y por eso “no soporta esas formas hipócritas de quien dice 'Señor, Señor' y después descuida sus mandamientos”.

“Al Señor le importa nuestro bien, es decir, que todo hombre tenga la vida, que especialmente sus hijos más 'pequeños' puedan acceder al banquete que él ha preparado para todos”, concluyó.

[Por Inma Álvarez]

domingo, 8 de marzo de 2009

El Papa dedica a los ángeles su primera reflexión cuaresmal de este año


Los ángeles “anuncian la presencia de Dios entre los hombres”, afirma

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 1 de marzo de 2009 (ZENIT.org).-

El Papa dedicó su reflexión para este primer domingo de Cuaresma a hablar sobre los ángeles, unos seres “luminosos y misteriosos” que forman parte importante de los mismos evangelios.

Benedicto XVI destacó su presencia en el breve evangelio de este domingo, en el que Marcos relata el paso por el desierto de Judea de Jesús, tras su bautismo, para ser tentado por el diablo, y donde “los ángeles le servían”.

“Casi de pasada, en la brevedad del relato, frente a esta figura oscura y tenebrosa que se atreve a tentar al Señor, aparecen los ángeles, figuras luminosas y misteriosas. Los ángeles, dice el Evangelio, servían a Jesús; son el contrapunto de Satanás”, explicó.

El Papa hizo un breve recorrido por la Escritura, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, destacando la presencia de estos seres”que en el nombre de Dios ayudan y guían a los hombres”.

“Quitaríamos una parte notable del Evangelio si dejáramos aparte a estos seres enviados por Dios, que anunciaron su presencia entre nosotros y que son un signo de ella”, afirmó el Papa a los congregados.

Especialmente, pidió la intercesión de los ángeles “para que nos sostengan en el empeño de seguir a Jesús hasta identificarlos con Él”, y especialmente ante el comienzo hoy de los Ejercicios espirituales que cada año realizan el Papa y los miembros de la Curia, al principio de la Cuaresma.

Por otro lado, dado que este pasaje del Evangelio narra con gran brevedad el episodio de las tentaciones, el Papa destacó únicamente la importancia de este “paso por el desierto” de Jesús como símbolo cuaresmal.

“En el desierto, lugar de la prueba, como muestra la experiencia del pueblo de Israel, aparece con viva dramaticidad la realidad de la kenosis, del vaciamiento de Cristo, que se ha despojado de la forma de Dios”.

“Él, que no ha pecado y no puede pecar, se somete a la prueba y por ello puede combatir nuestra enfermedad. Se deja tentar por Satanás, el adversario, que desde el principio se opuso al designio salvífico de Dios en favor de los hombres”, añadió.

[Por Inma Álvarez]

jueves, 5 de marzo de 2009

Fructificar los talentos significa compartirlos, explica el Papa


Comenta en el Ángelus el pasaje evangélico de la liturgia dominical

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 16 noviembre 2008 (ZENIT.org).-

Benedicto XVI explicó este domingo una de las parábolas más famosas de Jesús aclarando que fructificar los talentos que Dios nos ha dado significa compartirlos.

El Papa dedicó su intervención ante varios miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano a comentar el pasaje evangélico de san Mateo (25,14-30) que presentaba la liturgia del penúltimo domingo del año litúrgico.

Los talentos (antiguas monedas romanas), aclaró hablando desde la ventana de su estudio, "no sólo representan las cualidades naturales, sino también las riquezas que el Señor Jesús nos ha dejado en herencia para que las hagamos fructificar".

El obispo de Roma explicó, en particular, cuáles los dones espirituales que han recibido los cristianos: "su Palabra, depositada en el santo Evangelio; el Bautismo, que nos renueva en el Espíritu Santo; la oración, el Padrenuestro que elevamos a Dios como hijos unidos en el Hijo; su perdón, que ha ordenado ofrecer a todos; el sacramento de su Cuerpo inmolado y de su Sangre derramada".

La parábola evangélica, dijo, presenta "la actitud interior con la que hay que acoger y valorar este don".

"La actitud equivocada es la del miedo --recalcó--: el siervo que tiene miedo de su señor y de su regreso, esconde la moneda bajo tierra y deja de producir frutos".

"Esto le sucede, por ejemplo, a quien habiendo recibido el Bautismo, la Comunión, la Confirmación, entierra después los dones bajo una capa de prejuicios, bajo una falsa imagen de Dios que paraliza la fe y las obras, traicionando las expectativas del Señor".

Pero la parábola da más importancia a los buenos frutos de los discípulos que, felices por el don recibido, no los han escondido con temor y celos, sino que los han hecho fructificar, compartiéndolos".

"¡Sí, lo que Cristo nos ha dado se multiplica dándolo! --exlamó el Papa--. Es un tesoro hecho para ser gastado, invertido, compartido con los demás, como nos enseña ese gran administrador de los talentos de Jesús, el apóstol Pablo".

El pontífice constató que esta enseñanza evangélica "ha tenido un impacto también a nivel histórico-social, promoviendo en las poblaciones cristianas una mentalidad activa y emprendedora".

"Pero el mensaje central afecta al espíritu de responsabilidad con el que hay que acoger el Reino de Dios: responsabilidad con Dios y con la humanidad", concluyó, invitando a ser "'siervos buenos y fieles' para que podamos entrar un día 'en el gozo de tu Señor'".

domingo, 1 de marzo de 2009

San Pablo, el “emigrante por vocación” que no hacía distinción de personas, según el Papa


Benedicto XVI propone al Apóstol como referencia en la era de la globalización

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 8 de octubre de 2008 (ZENIT.org).-

El Papa propone a San Pablo, “emigrante por vocación”, como punto de referencia para los cristianos a la hora de acoger a los hombres “de toda raza y condición”, en la sociedad globalizada actual, en el mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado, que se celebrará el próximo 18 de enero de 2009.

El Mensaje se dio a conocer hoy en rueda de prensa en el Vaticano, por parte del cardenal Renato Martino y de monseñor Agostino Marchetto, presidente y secretario respectivamente del Consejo Pontificio para la Pastoral de Migrantes e Itinerantes.

El título del mensaje del Papa para la próxima es “San Pablo migrante, 'Apóstol de los pueblos'”, y en él, Benedicto XVI explica que tras su conversión, el santo “proclamaba primero el Evangelio en las sinagogas, dirigiéndose ante todo a sus compatriotas en la diáspora. Si estos lo rechazaban, se volvía a los paganos, convirtiéndose en auténtico 'misionero de los emigrantes', emigrante él mismo y embajador itinerante de Jesucristo”.

“Guiado por el Espíritu Santo, se prodigó sin reservas para que se anunciara a todos, sin distinción de nacionalidad ni de cultura, el Evangelio”, añade. “Su vida y su predicación estuvieron totalmente orientadas a hacer que Jesús fuera conocido y amado por todos, porque en él todos los pueblos están llamados a convertirse en un solo pueblo”.

El secreto de Pablo, explica el pontífice, era su “celo apostólico”, por el que “ninguna dificultad le impidió proseguir su valiente acción evangelizadora en ciudades cosmopolitas como Roma y Corinto, que en aquel tiempo estaban pobladas por un mosaico de etnias y culturas”.

En este sentido, “san Pablo, 'emigrante por vocación', constituyen un punto de referencia significativo también para quienes se encuentran implicados en el movimiento migratorio contemporáneo”.

Según el Papa, “también en la actualidad, en la era de la globalización, esta es la misión de la Iglesia y de todos los bautizados, una misión que con atenta solicitud pastoral se dirige también al variado universo de los emigrantes”.

Es necesario por tanto que los cristianos tengan hoy “la misma actitud” y el mismo “fervor apostólico” que san Pablo, para “proponer el mensaje de la salvación teniendo en cuenta las diversas situaciones sociales y culturales, y las dificultades particulares de cada uno como consecuencia de su condición de emigrante e itinerante”.

“Que su ejemplo nos sirva de estímulo también a nosotros para que seamos solidarios con estos hermanos y hermanas nuestros, y promovamos, en todas las partes del mundo y con todos los medios posibles, la convivencia pacífica entre las diversas etnias, culturas y religiones”, concluye el Papa.

[Por Inma Álvarez]