miércoles, 18 de marzo de 2009

Benedicto XVI visita un África en plena expansión católica


Con grandes desafíos que tienen que ver con la paz, la justicia y la reconciliación

ROMA, lunes, 9 marzo 2009 (ZENIT.org).-

Camerún ha sido por segunda vez el país elegido por un papa para presentar un documento importante sobre África. En 1995, Juan Pablo II hizo pública allí su exhortación apostólica Ecclesia in Africa, tras el I Sínodo para África de 1994. Ahora Benedicto XVI hará público, el próximo 19 de marzo, festividad de San José, el Instrumentum Laboris de la II Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, que se celebra en octubre de 2009.

¿Por qué Camerún? La elección papal se puede explicar por una sencilla razón geográfica. Este país, con un 26,8% de católicos, se encuentra en el centro del continente africano. Sus habitantes hablan tanto francés como inglés, las dos lenguas occidentales principales en África después de los idiomas locales. Junto a ello, la visita del Papa es un gesto de ánimo a proseguir el proceso de evangelización del país.

El viaje, hecho público por Benedicto XVI el 26 de octubre de 2008, tiene también otro objetivo anunciado por él mismo: “Desde allí, Dios mediante, seguiré a Angola para rendir homenaje a una de las Iglesias subsaharianas más antiguas”.

El programa del primer viaje de Benedicto XVI a África como papa, aparte del punto fuerte citado de presentar el documento de trabajo del próximo Sínodo, tiene como momentos relevantes los encuentros del Papa con las autoridades de los dos países y, en el caso de Camerún, el mismo día 19 de marzo, en Yaundé, la capital, la reunión de los miembros del Consejo Especial para África del Sínodo, en la Nunciatura Apostólica, y una eucaristía en el estadio Ahmadou Ahidjo con el mismo tema del Sínodo.

Están previstos también encuentros con la comunidad musulmana (30% de la población) y el mundo del sufrimiento, en el Centro Cardenal Paul-Emile Léger-CNRH.

Benedicto XVI es el tercer papa que visita el continente africano, y lo hace cuando se cumplen cuarenta años de la llegada del primero, Pablo VI, del 31 de julio al 2 de agosto de 1969, a Uganda.

Tras aquella histórica visita, ha habido numerosos viajes apostólicos de Juan Pablo II entre 1980 y 2000. Por tanto el viaje de Benedicto XVI es el número dieciocho de un pontífice a tierras africanas.

La histórica visita de Pablo VI era la consecuencia de un Simposio de presidentes de conferencias episcopales regionales africanas, tras el Concilio Vaticano II, convocada por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos para una consulta. El Papa cerró los trabajos de ese encuentro en Kampala, Uganda, invitando a “construir la Iglesia en África”.

Palabras proféticas que han visto cuarenta años de crecimiento inusitado de la comunidad eclesial africana.

La segunda Asamblea Especial para África reflexionará sobre “La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, de la justicia y de la paz”. Con un lema especialmente grato a los movimientos laicales que proliferan en el continente: ser sal y luz de la tierra. Los tres servicios que analizará el Sínodo son de una urgencia vital en un continente atravesado por conflictos, donde la justicia clama al cielo y la paz es tan sólo una esperanza en gran número de sus países. Una paz que, para ser duradera, tiene que pasar por la reconciliación.

No obstante, transcurridos quince años desde el primer sínodo dedicado a África, en el continente se observa gran vivacidad y dinamismo. Los católicos han aumentado un 3,1% en los últimos años, un ritmo de crecimiento más alto que la población.

En 2050, tres países africanos estarán en el elenco de los diez primeros países católicos más grades del mundo: la República Democrática del Congo, con 97 millones de católicos; Uganda, con 56 millones y Nigeria, con 47 millones.

Según datos facilitados por los medios de comunicación vaticanos ante el viaje papal, la explosión del catolicismo en el África subsahariana, durante el siglo XX, se sitúa entre los mayores éxitos misioneros de la historia de la Iglesia Católica.

Con una población católica de 1,9 millones en 1900, se pasó a 139 millones en 2000. Hay que recordar que, en los últimos años, casi la mitad de los bautismos de adultos a nivel mundial se registran en África. Este aumento se explica tanto por motivos demográficos como por el éxito de la labor evangelizadora de los misioneros. También las vocaciones de personas comprometidas en la Iglesia están en expansión, incluídas las de sacerdotes.

El “Bigard Memorial Seminary”, seminario regional para Nigeria Occidental y Oriental, con más de 1.100 candidatos al sacerdocio, es el mayor del mundo. Sus estudiantes son la quinta parte del total de seminaristas que estudian hoy, por ejemplo, en todo Estados Unidos.

Junto a ello, los desafíos a la comunidad eclesial son enormes, algunos urgentes, y se enmarcan en los viejos y nuevos males del continente olvidado.

Los obispos africanos son conscientes de que no basta crecer sino que tal crecimiento tiene que transformarse en “calidad de fe”, lo que exige formar a personal pastoral.

Desde los puntos de vista económico, social y político, los males tienen que ver con la endémica corrupción y el mal gobierno, las guerras y conflictos de todo tipo, las enfermedades de la pobreza, y la distancia entre gobernantes y gobernados.

La comunidad eclesial es consciente de que su futuro pasa por la formación de los laicos y especialmente de los jóvenes. Estos se muestran a veces desilusionados por el escaso papel y espacio que se les deja en la Iglesya, y por el hecho de que no reciben ayuda para desarrollar sus carismas específicos.

Otros desafíos no menos acuciantes son las relaciones con el no siempre fácil mundo musulmán, sobre todo en países en los que hay un islamismo agresivo y militante, y el fenómeno de algunos grupos y sectas de origen cristiano, citados por los padres sinodales africanos en el Sínodo de los Obispos, celebrado en octubre de 2008.

Por Nieves San Martín