sábado, 24 de junio de 2017

Hacerse pequeños para escuchar Su voz





Para escuchar la voz del Señor es necesario hacerse pequeños. Lo recordó el Santo Padre en su homilía de la Misa de este 23 de junio en Casa Santa Martha, en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. El Señor nos ha elegido, se “ha involucrado con nosotros en el camino de la vida” y “nos ha dado a su Hijo y la vida de su Hijo por nuestro amor”. Aludiendo a la Primera Lectura del día tomada del libro del Deuteronomio, en que Moisés dice que Dios nos ha elegido para ser su pueblo de entre todos los pueblos de la tierra, el Papa Francisco explicó el modo de alabar a Dios porque “en el corazón de Jesús nos da la gracia de celebrar con alegría los grandes misterios de nuestra salvación, de su amor por nosotros”, es decir, celebrando “nuestra fe”.



sábado, 17 de junio de 2017

Un dialogo entre el tesoro y el barro






Tener “conciencia” de que somos débiles, vulnerables y pecadores: sólo el poder de Dios nos salva y nos cura. Es la exhortación que hizo el Santo Padre en su homilía de la misa de este 16 de junio en Casa Santa Martha. Ninguno de nosotros “puede salvarse a sí mismo”. Tenemos necesidad “del poder de Dios” para ser salvados. El Papa Francisco reflexionó sobre la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios – en la que el Apóstol se refiere al misterio de Cristo – afirmando que “tenemos un tesoro en vasijas de barro” y exhorta a todos a tomar “conciencia” de ser, precisamente “barro, débiles y pecadores”. Sí, porque sin el poder de Dios – recordó el Papa – no podemos “ir adelante”.

sábado, 3 de junio de 2017

Apacentar al Pueblo con humildad y amor





Jesús encomienda sus ovejas a Pedro, el más pecador, y lo invita a apacentar al Pueblo de Dios con humildad y amor, incluso en medio de sus equivocaciones y pecados. Lo afirmó el Santo Padre en su homilía de este 2 de junio en Casa Santa Martha. El Papa comentó el Evangelio del día, en que Jesús resucitado dialoga con Pedro en la orilla del lago, allí donde el Apóstol había sido llamado. Es un diálogo tranquilo, sereno, entre amigos – subrayó Francisco – en el clima de la Resurrección del Señor. Jesús encomienda sus ovejas a Pedro, haciéndole tres preguntas, preguntándole si lo ama.