miércoles, 11 de marzo de 2009

El Papa explica que señoría de Dios “se manifiesta en el amor al prójimo”

El Reino de Dios “cumple todo el bien” del hombre y la historia

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 23 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).-


El Papa explicó hoy a los fieles reunidos en la plaza de san Pedro para el rezo del Ángelus, que el Reino de Dios “no es de este mundo, pero lleva a cumplimiento todo el bien que, gracias a Dios, existe en el hombre y en la historia”.

“Si ponemos en práctica el amor por nuestro prójimo, según el mensaje evangélico, entonces hacemos espacio al señorío de Dios, y su reino se realiza en medio de nosotros. Si en cambio cada uno piensa solo en sus propios intereses, el mundo no puede no ir a la ruina”, afirmó.

El Papa explicó que Jesús “ rechazó el título de rey cuando éste se entendía en sentido político”, y sin embargo, “durante su pasión, reivindicó una realeza singular”: “Mi reino no es de este mundo”.

“El Padre ha confiado al Hijo la misión de dar a los hombres la vida eterna amándoles hasta el supremo sacrificio, y al mismo tiempo le ha conferido el poder de juzgarlos, desde el momento en que se ha hecho Hijo del hombre, en todo similar a nosotros”.

Respecto a las imágenes del Evangelio de hoy, sobre el juicio final, el pontífice explicó que el mensaje que transmite “es extremadamente importante: es la verdad sobre nuestro destino último y sobre el criterio con que seremos juzgados”.

Esta conocida página, afirmó, “forma parte de nuestra civilización. Ha marcado la historia de los pueblos de cultura cristiana: la jerarquía de valores, las instituciones, las múltiples obras benéficas y sociales”.

En este sentido, añadió, “el reino de Dios no es una cuestión de honores o de apariencias”, y por eso “no soporta esas formas hipócritas de quien dice 'Señor, Señor' y después descuida sus mandamientos”.

“Al Señor le importa nuestro bien, es decir, que todo hombre tenga la vida, que especialmente sus hijos más 'pequeños' puedan acceder al banquete que él ha preparado para todos”, concluyó.

[Por Inma Álvarez]