Había una vez una hormiguita. Esta hormiguita era como toda buena hormiga, trabajadora y servicial.
Se la pasaba acarreando hojitas de día y de noche: casi no tenía tiempo para descansar.
Y así transcurría su vida, trabajando y trabajando. Un día fue a buscar comida a un estanque que estaba un poco lejos de su casa, y para su sorpresa al llegar al estanque vio como un botón de lirio se abría y de él surgía una hermosa y delicada florcita.
Se acercó: - ¿Hola, sabes? ¿Eres muy bonito... que eres?
Y la florcita contestó: - Soy un lirio. Gracias, sabes eres muy simpático, que eres?
- Soy una hormiga, gracias también.
Y así la hormiguita y el lirio siguieron conversando todo el día, haciendo grandes amigos. Cuando iba anochecer la hormiga regreso a su casa, no sin antes prometer al lirio que volvería al día siguiente mientras iba caminando a su casa, la hormiga descubrió que admiraba a su amigo, que lo quería muchísimo y se dijo:
"Mañana le diré que me encanta su forma de ser"
Y el lirio al quedarse solo se dijo: " Me gusta la amistad de la hormiga, mañana cuando venga se lo diré"
Pero al día siguiente la hormiguita se dio cuenta de que no había trabajado nada el día anterior. Así que decidió quedarse a trabajar y se dijo: "Mañana iré con el lirio ; hoy no puedo, estoy demasiado ocupado, mañana y le diré además, que lo extraño "
Al día siguiente amaneció lloviendo y la hormiga no pudo salir de su casa y de dijo
- Que mala suerte hoy tampoco veré al lirio.
Bueno no importa mañana le diré todo lo especial que es para mí"
Y al tercer día la hormiguita se despertó muy temprano y se fue al estanque, pero al llegar encontró al lirio en el suelo, ya sin vida.
La lluvia y el viento habían destrozado su tallo. Entonces la hormiga pensó, que tonta fui, desperdicie demasiado tiempo, mi amigo se fue sin saber cuanto lo quería, en verdad me arrepiento.
Y así fue como ambos nunca supieron lo importantes que eran. No esperes el mañana para soñar, y por ningún motivo dejes de decirle a una persona que la amas.
Autor desconocido