En la proyección del film “Cinco años del Papa Benedicto XVI", de la Bayerischer Rundfunk
CASTEL GANDOLFO, viernes 30 de julio de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso pronunciado ayer por el Papa Benedicto XVI tras el visionado del film “Cinco años del Papa Benedicto XVI”, en la Sala de los Suizos del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo.
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Eminencia, Excelencias,
querido profesor Fuchs, querido Mandlik, queridos amigos, señores y señoras,
en este momento puedo solo decir gracias a la Radio Bávara por este viaje espiritual extraordinario, que nos ha permitido revivir y volver a ver momentos determinantes y culminantes de estos cinco años de mi servicio petrino y de la propia vida de la Iglesia misma.
Ha sido para mi personalmente muy conmovedor ver algunos momentos, sobre todo ese en el que el Señor impuso sobre mis espaldas el servicio petrino. Un peso que nadie podría llevar por sí mismo solo con sus fuerzas, sino que se puede llevar solo porque el Señor lo lleva y me lleva. Hemos visto en esta película, me parece, la riqueza de la vida de la Iglesia, la multiplicidad de las culturas, de los carismas, de los diversos dones que viven en la Iglesia y cómo en esta multiplicidad y gran diversidad vive siempre la misma, única Iglesia. Y el primado petrino tiene esta misión de hacer visible y concreta la unidad, en la multiplicidad histórica, concreta, en la unidad de presente, pasado, futuro y de la eternidad.
Hemos visto que la Iglesia también hoy, aunque sufra tanto, como sabemos, con todo es una Iglesia gozosa, no es una Iglesia envejecida, sino que hemos visto que la Iglesia es joven y que la fe crea alegría. Por ello he encontrado muy interesante, una bonita idea, la de insertar todo en el marco de la novena sinfonía de Beethoven, del “Himno de la alegría”, que expresa cómo detrás de toda la historia está la alegría de la redención. He encontrado también hermoso que el film termina con la visita a la Madre de Dios, que nos enseña la humildad, la obediencia y la alegría de que Dios está con nosotros.
[En alemán dijo]
Un cordial “Dios se lo pague” a usted, querido señor Fuchs, querido señor Mandlik y a todos sus colaboradores, por este magnífico momento que nos ha dado.
[Traducción del original en italiano por Inma Álvarez]