VATICANO, 03 Dic. 10 / 10:34 am (ACI)
Al recibir esta mañana las cartas credenciales del nuevo Embajador de Costa Rica ante la Santa Sede, Fernando Felipe Sánchez Campos, el Papa Benedicto XVI exhortó a defender y promover el matrimonio auténtico conformado por un hombre y una mujer, la familia que nace de este y toda vida humana desde la concepción hasta la muerte natural.
En su discurso el Santo Padre elevó sus oraciones por esta nación centroamericana y recordó sus estrechos lazos con el Sucesor de Pedro. También se refirió al Año Jubilar por los 375 años de la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, Patrona del país.
El Papa se refirió luego al patrimonio espiritual de Costa Rica, que hace posible luchar por el bien común y la justicia social, tarea en la que "nadie puede sentirse al margen". Esto, precisó, debe hacerse "sin menoscabar los valores fundamentales que vertebran la inviolable dignidad de la persona, comenzando por la firme salvaguarda de la vida humana".
Benedicto XVI recordó entonces que fue precisamente en Costa Rica "donde se firmó el Pacto de San José, en el que se reconoce expresamente el valor de la vida humana desde su concepción. Así pues, es deseable que Costa Rica no viole los derechos del nasciturus con leyes que legitimen la fecundación in vitro y el aborto".
Tras referirse al deseo de generar un nuevo acuerdo entre la Santa Sede y Costa Rica que concrete "las materias de interés común, fijando pormenorizadamente los derechos y obligaciones de las partes signatarias", el Papa elevó sus oraciones por los afectados por las lluvias en este país en los últimos días.
Luego de enumerar una serie de tareas importantes de Costa Rica a favor de los más pobres y necesitados para asegurarles una vida digna, en camino hacia la verdadera paz a través también del estado de derecho, el Santo Padre explicó que "mucho contribuirá a dilatar este horizonte el afianzamiento en la sociedad de un pilar tan sustancial e irrenunciable como la estabilidad y unión de la familia, institución que está sufriendo, quizás como ninguna otra, la acometida de las transformaciones amplias y rápidas de la sociedad y de la cultura".
Ante estos ataques a la familia, dijo el Papa, esta célula básica de la sociedad "no puede perder su identidad genuina, pues está llamada a ser vivero de virtudes humanas y cristianas, en donde los hijos aprendan de sus padres de forma natural a respetarse y comprenderse, a madurar como personas, creyentes y ciudadanos ejemplares".
"Por consiguiente, nada de cuanto favorezca, tutele y apoye la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer será baldío. En este sentido, la Iglesia no se cansará de alentar especialmente a los jóvenes, para que descubran la belleza y grandeza que entraña servir fiel y generosamente al amor matrimonial y a la transmisión de la vida", precisó.
Finalmente, el Papa también hizo un especial llamado a la paz, y al buen entendimiento entre las naciones. En este contexto resaltó la necesidad de contribuir a la defensa de la naturaleza en consonancia del desarrollo humana integral para lograr "esa alianza entre ser humano y medio ambiente que ha de ser reflejo del amor creador de Dios, del cual procedemos y hacia el cual caminamos".