Es la Gracia de Dios. María es así por la Gracia. Porque es llena de
Gracia desde su primer instante y porque con libertad respondió siempre
bien a Dios. La llamamos Inmaculada porque no ha conocido el pecado. Por
especial privilegio es preservada del pecado original y durante su vida
siempre responde a Dios manifestándole amor en cada circunstancia.