sábado, 8 de noviembre de 2008

Benedicto XVI reafirma la importancia de la lectura espiritual de la Biblia



Hoy durante el rezo del Ángelus

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 26 de octubre de 2008 (ZENIT.org).-

El Papa Benedicto XVI explicó, en el saludo a los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro con motivo del rezo del Ángelus, la importancia de aunar la lectura espiritual con la exégesis científica, a la hora de acercarse a la lectura de la Biblia.

Este tema, explicó el Papa, ha sido un aspecto sobre el que se ha reflexionado durante el Sínodo; “la relación entre la Palabra y las palabras, es decir, entre el verbo divino y las escrituras que lo expresan”.

La Sagrada Escritura es Palabra de Dios en palabras humanas. Esto comporta que todo texto debe ser leído teniendo presente la unidad de toda la Escritura, la viva tradición de la Iglesia y la luz de la fe”, afirmó el Papa.

“Si es verdad que la Biblia es también una obra literaria, es más, el gran código de la cultura universal, es también verdad que ella no debe despojarse del elemento divino, sino que debe leerse en el mismo Espíritu en que se compuso”.

Por tanto, añadió, tan importante es la “exegesis científica” como la “lectio divina”, “son ambas necesarias y complementarias para buscar, a través del significado literal, el espiritual, que Dios quiere comunicarnos hoy”.

En este sentido, refiriéndose a las enseñanzas de la constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II, recordó que “una buena exégesis bíblica exige tanto el método histórico-crítico como el teológico”.

El Papa se refirió también al recientemente concluido Sínodo de los Obispos como “ una experiencia fuerte de comunión eclesial, pero esta aún más porque en el centro de atención se ha puesto lo que ilumina y guía a la Iglesia: la Palabra de Dios, que es Cristo en persona”.

“Hemos vivido cada jornada en escucha religiosa, advirtiendo toda la gracia y la belleza de ser sus discípulos y servidores”, añadió, y “hemos experimentado la alegría de ser convocados por la Palabra, y especialmente en la liturgia, nos hemos encontrado en camino dentro de ella, como en nuestra tierra prometida, que nos hace pregustar el Reino de los cielos”.

[Por Inma Álvarez]