sábado, 16 de abril de 2011

Religión es arma auténtica para la paz que no debe ser marginada, dice el Papa


VATICANO, 16 Abr. 11 / 06:42 am (ACI/EWTN Noticias)

Al recibir esta mañana (hora local) las cartas credenciales de la nueva Embajadora de España ante la Santa Sede, María Jesús Figa López-Palop, el Papa Benedicto XVI resaltó que no se debe marginar a la religión de la sociedad, con burlas, denigración o discriminación, pues ella constituye un "arma auténtica para la paz".

En su discurso en español en el día en que cumple 84 años de edad, el Santo Padre dijo que "en vez de vivir y organizar la sociedad de tal manera que favorezca la apertura a la trascendencia, no faltan formas, a menudo sofisticadas, de hostilidad contra la fe, que se expresan a veces renegando de la historia y de los símbolos religiosos, en los que se reflejan la identidad y la cultura de la mayoría de los ciudadanos".

"El que en ciertos ambientes se tienda a considerar la religión como un factor socialmente insignificante, e incluso molesto, no justifica el tratar de marginarla, a veces mediante la denigración, la burla, la discriminación e incluso la indiferencia ante episodios de clara profanación, pues así se viola el derecho fundamental a la libertad religiosa inherente a la dignidad de la persona humana, y que es un arma auténtica de la paz, porque puede cambiar y mejorar el mundo".

Benedicto XVI explicó luego que la Iglesia siempre cuida los derechos fundamentales de toda persona "en diálogo franco con todos los que contribuyen a que sean efectivos y sin reducciones. Vela por el derecho a la vida humana desde su comienzo a su término natural, porque la vida es sagrada y nadie puede disponer de ella arbitrariamente".

La Iglesia, prosiguió, "vela por la protección y ayuda a la familia, y aboga por medidas económicas, sociales y jurídicas para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia tengan el apoyo necesario para cumplir su vocación de ser santuario del amor y de la vida".

"Aboga también por una educación que integre los valores morales y religiosos según las convicciones de los padres, como es su derecho, y como conviene al desarrollo integral de los jóvenes. Y, por el mismo motivo, que incluya también la enseñanza de la religión católica en todos los centros para quienes la elijan, como está preceptuado en el propio ordenamiento jurídico".

El Papa también recordó su visita a Santiago de Compostela y Barcelona en noviembre del año pasado, destacando las raíces católicas de España y por ello la responsabilidad de trabajar conjuntamente con la Santa Sede por relaciones diplomáticas que promuevan el bien común "dentro de la legítima autonomía en sus respectivos campos" tanto "en la esfera pública como en la privada".

Benedicto XVI se refirió a la crisis económica actual y a la gran labor de caridad que cumple la Iglesia en medio de esta situación:

"Quisiera destacar con satisfacción la benemérita actuación que las instituciones católicas están llevando a cabo para acudir con presteza en ayuda de los más menesterosos, a la vez que hago votos para una creciente disponibilidad a la cooperación de todos en este empeño solidario".

Esta ayuda concreta, prosiguió, refleja la caridad cristiana que ve en el prójimo a un hijo de Dios "siempre necesitado de fraternidad, respeto y acogida en cualquier situación en que se encuentre" a quien la Iglesia le ofrece "algo que le es connatural y que beneficia a las personas y las naciones: ofrece a Cristo, esperanza que alienta y fortalece".

Cristo, dijo, se presenta así "como un antídoto a la decepción de otras propuestas fugaces y a un corazón carente de valores, que termina endureciéndose hasta el punto de no saber percibir ya el genuino sentido de la vida y el porqué de las cosas".

El Papa habló luego de su próximo viaje a España en agosto de este año para participar de la 26° Jornada Mundial de la Juventud que se realizará en Madrid, y expresó su cercanía para con los organizadores "que están preparando esmeradamente tan importante acontecimiento, con el anhelo de que dé abundantes frutos espirituales para la juventud y para España".

Finalmente el Santo Padre hizo votos "por el desempeño de la alta misión que le ha sido encomendada, para que las relaciones entre España y la Santa Sede se consoliden y progresen, a la vez que le aseguro el gran aprecio que tiene el Papa por las siempre queridas gentes de España".