Benedicto XVI llega a Australia para promover la nueva evangelización con los jóvenes
SYDNEY, domingo, 13 julio 2008 (ZENIT.org).-
Con la esperanza de que las Jornadas Mundiales de la Juventud traigan una renovación profunda en la Iglesia en Australia y en el mundo, Benedicto XVI aterrizó este domingo en Sydney.
Después de unas veinte horas de vuelo, en las que recorrió 16,418 kilómetros, el Papa llegó a la base aérea de Richmond, situada al noroeste de la ciudad, en torno a las 15.00 hora local.
El Papa ha emprendido el viaje más largo de su pontificado, el noveno, para presidir la clausura del encuentro con los jóvenes del mundo que se celebra del 15 al 20 julio, el acto más multitudinario de la historia de Australia.
Le dieron la bienvenida, entre otros, el primer ministro, Kevin Rudd, y el cardenal George Pell, arzobispo de Sydney.
A pesar de las largas horas de vuelo, el Papa mostró buena forma y descendió con paso decidido la escalerilla del avión.
Hablando con los periodistas en el avión manifestó su esperanza en el efecto que pueden tener las Jornadas de la Juventud en un mundo secularizado: un estímulo a vivir la fe de forma madura, con todas las responsabilidades en relación con la Creación, la sociedad y la vida en todos sus aspectos.
Como había hecho también en su viaje a los Estados Unidos del mes de abril, condenó duramente los abusos sexuales cometidos por sacerdotes, una herida que también ha vivido la Iglesia en este país y aseguró: "haremos todo lo posible para curar y buscar la reconciliación con las víctimas".
Tras su llegada al aeropuerto, el Papa se trasladó en automóvil a la residencia del Kenthurst Study Centre, centro de formación de la prelatura del Opus Dei, donde pasará unos días de descanso hasta el 16 de julio por la tarde.
De hecho, la visita oficial a Australia comenzará el jueves 17 de julio, con la ceremonia de bienvenida de las autoridades del país en la Casa de Gobierno de Sydney, donde pronunciará el primer discurso.
Después se trasladará a la capilla de la Beata Mary MacKillop para vivir un momento de oración y posteriormente se encontrará con el primer ministro australiano en la Casa del Almirantazgo.
A primera hora de la tarde se dirigirá al muelle Rose Bay de Sydney, donde será acogido por un grupo de aborígenes australianos con danzas y catos tradicionales.
Posteriormente, el Santo Padre se embarcará en la nave Sydney 2000, para surcar la Bahía hasta el embarcadero Barangaroo, donde le darán la bienvenida decenas de miles de jóvenes.
El viernes 18 de julio mantendrá un encuentro ecuménico y otro con representantes de otras religiones en la catedral de Santa María de Sydney.
Las Jornadas Mundiales de la Juventud culminarán con la vigilia de oración y la misa presididas por el Papa en el Hipódromo de Randwick, el sábado 19 y el domingo 20 de julio. Se espera la participación de unos 500.000 jóvenes.
Es la segunda Jornada de estas característica que preside Benedicto XVI: la primera fue en Colonia, Alemania, en agosto de 2005.
Después de unas veinte horas de vuelo, en las que recorrió 16,418 kilómetros, el Papa llegó a la base aérea de Richmond, situada al noroeste de la ciudad, en torno a las 15.00 hora local.
El Papa ha emprendido el viaje más largo de su pontificado, el noveno, para presidir la clausura del encuentro con los jóvenes del mundo que se celebra del 15 al 20 julio, el acto más multitudinario de la historia de Australia.
Le dieron la bienvenida, entre otros, el primer ministro, Kevin Rudd, y el cardenal George Pell, arzobispo de Sydney.
A pesar de las largas horas de vuelo, el Papa mostró buena forma y descendió con paso decidido la escalerilla del avión.
Hablando con los periodistas en el avión manifestó su esperanza en el efecto que pueden tener las Jornadas de la Juventud en un mundo secularizado: un estímulo a vivir la fe de forma madura, con todas las responsabilidades en relación con la Creación, la sociedad y la vida en todos sus aspectos.
Como había hecho también en su viaje a los Estados Unidos del mes de abril, condenó duramente los abusos sexuales cometidos por sacerdotes, una herida que también ha vivido la Iglesia en este país y aseguró: "haremos todo lo posible para curar y buscar la reconciliación con las víctimas".
Tras su llegada al aeropuerto, el Papa se trasladó en automóvil a la residencia del Kenthurst Study Centre, centro de formación de la prelatura del Opus Dei, donde pasará unos días de descanso hasta el 16 de julio por la tarde.
De hecho, la visita oficial a Australia comenzará el jueves 17 de julio, con la ceremonia de bienvenida de las autoridades del país en la Casa de Gobierno de Sydney, donde pronunciará el primer discurso.
Después se trasladará a la capilla de la Beata Mary MacKillop para vivir un momento de oración y posteriormente se encontrará con el primer ministro australiano en la Casa del Almirantazgo.
A primera hora de la tarde se dirigirá al muelle Rose Bay de Sydney, donde será acogido por un grupo de aborígenes australianos con danzas y catos tradicionales.
Posteriormente, el Santo Padre se embarcará en la nave Sydney 2000, para surcar la Bahía hasta el embarcadero Barangaroo, donde le darán la bienvenida decenas de miles de jóvenes.
El viernes 18 de julio mantendrá un encuentro ecuménico y otro con representantes de otras religiones en la catedral de Santa María de Sydney.
Las Jornadas Mundiales de la Juventud culminarán con la vigilia de oración y la misa presididas por el Papa en el Hipódromo de Randwick, el sábado 19 y el domingo 20 de julio. Se espera la participación de unos 500.000 jóvenes.
Es la segunda Jornada de estas característica que preside Benedicto XVI: la primera fue en Colonia, Alemania, en agosto de 2005.